A muchos fumadores los animan a dejar este tóxico vicio para poder mejorar su calidad de vida y de paso, afectar menos a sus seres queridos debido al humo de segunda mano. Y si bien algunos logran dejar el cigarro por completo, otros sobrellevan su dependencia gracias a un difundido aparato: el cigarro electrónico.
Este dispositivo utiliza una pequeña batería para calentar y liberar el vapor de una solución líquida, la cual puede liberar nicotina pura o simplemente, aromas. Ha sido muy criticado porque muchos efectos afirman que puede ser igual de tóxico o generar la misma dependencia que el tabaco regular… ¿pero sabías que ese no es su único peligro?
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Así lo comprobó un hombre de Florida, Estados Unidos, llamado James Lauria. El joven de 23 años se encontraba disfrutando de un e-cig, cuando este explotó en su boca. “La siguiente cosa que sé, es que explotó y que estaba de camino al hospital en una ambulancia. Eso es lo último que recuerdo”, detalló el joven al canal FOX 5.
El fumador nunca había experimentado algo así: la explosión quemó parte de la córnea de sus ojos y la piel de sus manos. También, fracturó su cuello y uno de sus dedos, y creó un agujero en su paladar, al mismo tiempo que las llamas “bajaban, produciendo quemaduras de primer grado en su pecho y cara. Esto forzó uno de sus dientes frontales contra las encías, astilló otro diente y dañó muchos otros”, declaró su padre al canal.
Las lesiones son tan severas, que se encuentra internado en una unidad especial para quemados de la Universidad de Alabama. Aunque han pasado 6 semanas desde la explosión, el chico sigue con una dieta líquida y espera que pronto reconstruyan el desastre en su boca.
Entre 2009 y 2014 se han reportado 25 incidentes con estos dispositivos por explosiones e incendios en Estados Unidos. Por suerte, ningún caso ha acabado en la muerte.