En junio de 2020 el alemán Christian Brueckner fue sindicado como el principal sospechoso en la desaparición de Madeleine McCann.
De acuerdo a los antecedentes que maneja la policía, el teléfono móvil del sujeto estaba cerca de los departamentos del Ocean Club en Praia da Luz, una hora antes de que la niña desapareciera. Asimismo, su prontuario vinculado a la pedofilia lo convertiría en el principal sospechoso.
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Aún así, Friedrich Fülscher, abogado de Brueckner, declaró que su cliente no es un “monstruo psicópata”. “Lo siento como una persona muy tranquila y amigable con quien hablar y el ambiente siempre ha sido muy agradable”, señaló.
En este contexto, recientemente se reveló una carta que el sospechoso escribió desde la cárcel, protestando por su inocencia.
Según publica el medio de noticias alemán Bild, el mensaje escrito de puño y letra critica la investigación del caso McCann, y lo cataloga como un “escándalo”. Asimismo, acusa que están “persiguiendo a una persona inocente”.
Recordemos que los fiscales alemanes afirman tener pruebas de que Madeline está muerta y sospechan que fue secuestrada y asesinada por Brueckner.
“Cargar con un acusado es una cosa. Algo completamente diferente, es hacer un escándalo increíble, cuando un fiscal inicia una campaña de prejuzgamiento público antes de que se abra el proceso principal”, denuncia Brückner en la carta fechada el 8 de mayo de 2021.
“Avergüenzan al sistema legal”
De igual forma, pidió la renuncia de los fiscales. “Ambos han demostrado en todo el mundo, a través de convicciones arbitrarias en el pasado y a través de escandalosas campañas de prejuicio en el presente, que no son aptos para el cargo de ‘defensores del pueblo alemán’“, expuso, argumentado que los persecutores avergüenzan al sistema legal de ese país.
La carta iba acompañada de un dibujo de los fiscales pidiendo comida en un restaurante. En los bocadillos uno de los personajes dice: “Tomaré el filete forense” y el otro responde “Yummy, yo también”.
Lo anterior es una posible referencia al hecho de que los persecutores han admitido que no tienen pruebas forenses en el caso.