Fue el 10 de febrero de 2018, la última vez que vieron a Fernanda Maciel Correa, joven de 21 años de Conchalí, que en ese entonces tenía siete meses de embarazo. Un gran despliegue policial, y una alta cobertura de la prensa, siguen intentando dar con su paradero.
Pero, ¿quién es realmente esta joven de Conchalí? Hace un año,La Mañana de Chilevisión logró crear un perfil de “Fer”, basándose en registros y relatos de sus cercanos.
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Maciel nació el 9 de mayo de 1996 y siempre fue considerada como una muchacha alegre, pero con un carácter fuerte y confrontacional. “Ella lo que ha querido, lo ha hecho (…) De la puerta para adentro yo la conozco, pero de la puerta para afuera, yo creo que nadie conoce a sus hijos realmente”, reflexionó Paola Correa, madre de Fernanda.
Su infancia fue desarrollada en un entorno tradicional, una niña alegre y participativa en su etapa escolar. A pesar de que no era muy aplicada en los estudios, logró mantener su promedio de notas entre el 4 y el 5.
“A ella le gustaba hacer lo mismo que hacían las chiquillas (sus hermanas), pero ella era chica, no podía. Entonces por eso siempre rabiaba, tenía pataletas, tú la mirabas feo y ella lloraba”, recordó Correa.
Fue en séptimo básico cuando Fernanda comenzó a tener amistades “específicas”, como las define su madre. “Ahí empezaron sus cambios (…) Esperaba a que yo me quedara dormida para arrancarse por arriba de la reja”, recordó Correa.
Sin embargo, uno de los grandes dolores de Maciel, fue la muerte de su padre Ángelo hace 5 años. Incluso, lleva un simbólico tatuaje con su nombre en uno de sus dedos. “Yo me separé del papá de Fernanda cuando ella tenía 3 años. Ella era su regalona, él amaba a su hija, la adoraba”, relató la madre.
Esta carencia afectiva, la llevó a buscar el cariño y contención en hombres mayores. “Me he puesto a pensar que quizás ella vio al ‘Peter’ (su pareja) como una imagen paternal (…) Yo creo que le hizo falta un papá”, admitió la mujer.
En su etapa de pubertad, Maciel aumentó su pretensión y se caracterizó por estar siempre preocupada de su apariencia. “Se involucraba mucho en arreglarse, ella mínimo se demoraba media hora o 45 minutos en eso”, señaló uno de sus amigos cercanos.
Sin duda estos datos son de mucha ayuda para la investigación, debido a que logran descifrar el contexto en el que Fernanda desarrollaba su vida.