Son muchas las personas que han tenido que reinventarse en el último tiempo, producto del denominado estallido social, y luego por la crisis sanitaria. Ahora Camila Nash se sumó a esa extensa lista.
La exparticipante de Calle 7 y Mundos Opuestos, entre otros programas, tuvo que poner en arriendo su departamento en Providencia, para irse a Viña del Mar, donde actualmente vive en una cabaña con su gato Romeo. Asimismo, trabaja en una panadería que abrió su madre hace unos meses.
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“Sería rico tener dos casas, pero no es mi realidad, hay que tomar decisiones que duelen. Lo hice con el dolor de mi corazón“, cuenta Nash a Las Últimas Noticias, respecto a su decisión de dejar la capital. Y es que todo iba bien con su salón de manos, pero la pandemia dificultó las cosas.
“Tuve que cerrar en mayo. Después me vine a Viña, porque mi mamá estaba con un proyecto de una panadería que abrió en junio“, dice la exchica reality, que las hace todas en el negocio.
“Soy la jefa pulpo, porque hago de todo. Recibo a la gente, hago caja, administración, soy un salvavidas y los ojos de mi madre. También veo el Instagram de la panadería”, relata Camila, quien con los días ya se ha empezado a familiarizar con los productos.
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“He aprendido, ya sé cuándo un pan es del día, cuando es de ayer, cuándo está bonito, cuando no está bien hecho. No digo que si falta el panadero voy a poder salvar haciendo el pan, no tanto”, reconoce, aunque dice que hace lo suficiente para sentirse feliz.
“Voy feliz a trabajar, me encuentro con los chiquillos y me río con las tallas de los clientes. Ha sido un bonito cambio“, asegura.
Por último, añade que con el sueldo que le da la panadería y con los pitutos, que igualmente han bajado, ha podido mantenerse. “No genero deudas, estoy tranquila, sin derroches. Aprendí a bajar las revoluciones, a relajarme. Claro que a mí me gusta la tele y estaría dispuesta a volver a Santiago si me saliera un contrato“, avisó.