Hace unas semanas, la actriz Ana Luz Figueroa contó por qué se alejó de las teleseries. Recordemos que la última participación estable de la intérprete fue en la recordada Sucupira.
“Me quedé en mi casa, esperando que me llamaran (…) y el teléfono no sonó nunca más. Fue súper duro, porque hay una cuota de frustración, el ego se te cae al piso”, confesó en aquella oportunidad al podcast Impacto en el Rostro.
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Y como lo habría hecho cualquier persona en su posición, tuvo que reinventarse, cobijándose en el teatro, pero también, poco a poco, con una disciplina que la ha llevado a descubrir un mundo nuevo.
Actualmente la actriz se desempeña como instructora de aeroyoga. ¿Cómo se sumergió en ellas? Figueroa lo explica en conversación con Página 7.
“Me interesó, porque la verdad es que nunca me gustó ni el gimnasio ni el yoga tradicional (…) nunca me sentí cómoda con ninguna de las dos. Y cuando empecé a practicar aeroyoga como que aluciné, encontré que era maravillosa, era súper completa y ahí como que me empecé a fascinar con el tema”, comienza señalando.
Luego de trabajar junto a una profesora suya y de hacer un completo curso en la materia, Ana Luz decidió emprender con su propio emprendimiento en Pirque: Studio Kiron.
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“Ahí me empecé a dedicar de lleno a esto, porque cada vez tenía menos oportunidades con la actuación y empecé a hacer eso mi fuente de inspiración y mi fuente económica. Ahora vivo de esto”, afirma.
Respecto a los beneficios de la disciplina que imparte, la intérprete manifiesta que “es un método súper amigable. No necesitas tener ninguna práctica, porque el soporte del cuerpo, de las fuerzas de tu cuerpo, lo hace el columpio. Es una disciplina muy completa: trabajas cuerpo, mente y alma de manera muy unificada”.
Asimismo, hace hincapié en que el aeroyoga es ideal para aquellas personas que “no hacen ejercicio y no tienen una disciplina respecto al trabajo con su cuerpo, gente que viene de un mundo estático, que no tiene conciencia corporal, porque vas educando mediante las mismas posturas, porque se hacen muchas posturas, secuencias y tienes avances rápidos”, indica.
Arobungee y terapias espirituales
Pero no solo se dedica al aeroyoga, ya que también enseña arobungee, que en sus propias palabras “está tomado del salto en bungee tradicional, que todos conocemos, pero que se adapta a una sala de clases”.
Asimismo, aclara que esta actividad es “mucho más acrobática y mucho más cardio. Es súper entretenido y fascinante”, afirma sobre esta disciplina, que imparte en su estudio, el cual tiene hace casi cinco años.
“Con el tiempo se fue transformando, es como una exclusividad. En Santiago hay pocos lugares donde se practica el aeroyoga. Entonces la gente se fue enterando y se fue corriendo la voz y ahora tengo la sala llena. Tengo gente que siempre está esperando cupos para poder entrar”.
“Quita los dolores de espalda, dolores de cuello, mejora la postura. Te quedas una semana o dos sin prácticas y el cuerpo te lo empieza a pedir”, asegura Figueroa, quien comenta que sus alumnas la reconocen de su paso por la televisión.
“Yo creo que les da como seguridad, es como alguien que tiene su nombre en juego, que no va a hacer algo que no sepa. Es como un sello de calidad, por así decirlo”, expresa a nuestro medio.
Además de todo lo anterior, Ana Luz confiesa que ha comenzado a incursionar en una faceta distinta, una que le llena el alma.
“Me metí en el mundo espiritual y estoy haciendo sesiones de canalizaciones y me ha ido súper bien con eso. Me tiene feliz, porque se ha ido potenciando cada vez más la necesidad de ir a esos espacios de reencuentro contigo mismo”, afirmó.
Por último, cuenta que aprovechó el tiempo “inútil” de la pandemia, para instruirse sobre esta terapia, en donde los hombres se han ido integrando poco a poco, en un espacio que está mucho más vinculado a las mujeres.
“Eso tiene que ver con un cambio del colectivo social, de los intereses de atreverse, de atreverse a ir a buscar esos espacios de sanación personal, que son súper necesarios hoy en día”, sentencia.
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