Tras algunos adelantos, finalmente llega a disquerías del país el álbum póstumo de Zalo Reyes, Mi última canción, en formato Vinilo y también en plataformas digitales, para cumplir con el anhelo de sus seguidores, familia y amantes de la música chilena.
En este material, se ve la postergada celebración de sus 50 años de carrera musical y el resultado de una última etapa de grabaciones en estudio. Además, está disponible para el público justamente el 9 de noviembre, el ‘día de Zalo Reyes’ y, por supuesto, de su inmortal canción Ramito de violetas.
La producción discográfica está compuesta de doce tracks, editada por Discográfica Al Abordaje Muchachos. Cuenta con la colaboración de importantes exponentes de la música nacional, como Tommy Rey, Quique Neira, Leo Rey, Denise Malebrán, Daniel Guerrero, Ángelo Pierattini, entre otros, que grabaron junto a Zalo sus canciones más icónicas.
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Boris González Molina, su hijo, describió el inicio de este importante proyecto: “A principios del 2022, comenzamos a organizar los 50 años de carrera de mi papá, que partieron por allá por el año 73, que se vio coronado con un gran triunfo el año 83 en el Festival de Viña, y que en el 2022 se cumplían 50 años de su carrera“, dijo.
“Para ese entonces yo fui a la Biblioteca Nacional, saqué todos los recortes de sus triunfos, de sus fracasos y así comencé a armar su carrera completa y hacer un disco con los artistas que tenían mayor relación con mi papá”, añadió.
Por último, dijo que “esa es una idea que teníamos con mi papá para hacerlo en nuestro estudio, con el fin de trabajarlo después con algún sello discográfico que a la postre fue Al Abordaje Muchachos”.
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Un disco póstumo y una despedida
Mi última canción se grabó íntegro en el estudio ZReyes en Conchalí -lugar que prometió en los años 80 nunca dejar, con su frase “no me cambio ni de casa, ni de barrio”-, con el nieto de Zalo, Boris González Salinas, como director musical, y en contexto la diabetes del Gorrión agravándose de manera silenciosa día a día sin que sus cercanos pudieran percatarse.
Así, el registro de las canciones se dio en la última parte de la pandemia y, posteriormente, lo que mantenía a Zalo casi siempre en su casa, grabando los distintos temas que incluye el álbum.
“Será algo que guardaré en mis recuerdos por siempre, el haberme despedido de mi tata de esa forma, grabando este disco, tomando en cuenta que toda mi infancia y adolescencia me la pasé haciendo música con él, sin duda hace de este resultado físico (el disco) un recuerdo tangible, real, que creo que traspasa mucha emoción y sentimiento también a la gente“, dijo el nieto del artista.
“Yo siento que este disco póstumo es una despedida de él hacia sus éxitos, estas interpretaciones de canciones que lo llevaron a recorrer el país tantas veces y el extranjero, pero a la vez siento que esta es una puerta a una misión que él nos dejó, lo que es comenzar a mostrar mucho material que él mismo dejó con canciones inéditas, videos y sorpresas que fueron pensadas para sus tiempos de ausencia física en este mundo”, añadió.
El legado de Zalo Reyes
La decisión de grabar este álbum pasó por Zalo Reyes en su inicio, y la continuación del proyecto siguió con su núcleo familiar que ya contaba con las voces guardadas de Zalo en vida y las de sus amigos músicos invitados.
La idea fue llevar este material al digital, CD y vinilo, formato que a la familia le parecía un sueño para el artista.
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Con la gran repercusión mediática que generó su muerte, viendo como el Gimnasio de Conchaí se repletó más de una vez para despedir al cantante, su hijo y nieto productor sintieron cómo esa demostración de afecto no era otra cosa que una señal clara para llevar adelante el disco póstumo que hoy es realidad.
“Ha sucedido muy poco en nuestro país, que un artista ya fallecido siga marcando hitos, porque mi papá ya se fue hace más de un año atrás, y sigue marcando presencia. Eso para nosotros es bastante importante. Una anécdota fue saber que los artistas que invitamos tenían tan buena disposición, cada uno de los que están en el disco nos dijeron al tiro que sí”, comentó su hijo Boris.
Mi última canción
Paralelamente, Zalo Reyes vuelve a brillar a través de la docuserie que TVN estrena este 9 de noviembre, lo cual coincide con la publicación de Mi última canción, ya a la venta en las principales disquerías del país, como muestra fidedigna de sus últimos momentos de pasión musical.
“Al resultado final se llegó de la mano de muchos amigos y mucho cariño a la vez, desde el equipo técnico que encabecé, pasando por el ingeniero de grabación Fabián Rivera y el ingeniero de máster Alejo Lefian, más todos los amigos intérpretes musicales que estuvieron presentes en los últimos 25 años de espectáculos, los que el vinilo trae en detalle en su parte interior”, reflexionó Boris.
“Una despedida que sin duda marca el hito de, lo que dicen algunos expertos, fue el intérprete más potente de la música popular histórica chilena”, cerró el nieto de Zalo y director musical del disco.