Keith Martin es un inglés que tenía 44 años y pesaba 440 kilos antes de someterse a una cirugía para bajar de peso. Ocho meses más tarde falleció por una neumonía.

El hombre había sido confinado a una cama ya que era incapaz de moverse, de hecho no había salido de su hogar durante una década, en ese entonces el hombre sabía que más temprano que tarde iba a fallecer por consumir cerca 20 mil calorías al día, es decir, casi 10 veces la cantidad recomendada para un adulto.

Martin podía comer en un día cerca de 6 huevos fritos, pizzas, kebabs, comida china, y hamburguesas, sumado a 6 tazas de café y 2 litros de bebidas gaseosas.

DailyMail
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Cansado de esta realidad, el año pasado se sometió a una cirugía que eliminó tres cuartas partes de su estómago, perdiendo la mitad de su peso corporal, informa el Daily Mail.

Sin embargo, la esperanza de comenzar una vida mejor se esfumó luego que Keith muriera ocho meses más tarde, producto de una neumonía.

Las reacciones tras el fallecimiento, incluyen al médico que lo operó, Kesava Mannur, quien asegura que el gobierno debería sumar un impuesto a la comida rápida, de lo contrario seguirán existiendo casos como el de Martin.

Es una lástima, porque había tenido una cirugía exitosa a pesar de ser del alto riesgo que implicaba la operación. Fue muy mala suerte.

Según Mannur, si hubiera vivido, habría perdido cientos de kilos más y hubiese recuperado su capacidad de caminar y de vivir una vida normal, asegurando que el hospital para el que trabaja alienta a los médicos a que le sugieran a cualquier paciente que tiene un índice de masa corporal (IMC) superior a 30 y con diabetes tipo 2, someterse a una operación.

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El último mensaje público de Keith fue meses luego de su operación, la que fue televisada, asegurando que se sentía feliz de que en poco tiempo volvería a caminar.

Sé que el único culpable soy yo. Todos estos años desperdiciados, ya no quiero perder más“, comentó, sin embargo, a los meses tuvo que volver al hospital por un shock séptico y deshidratación. A las dos semanas contrajo neumonía.

Estuvo cuatro meses hospitalizado hasta que fuera dado de alta, en ese momento señaló “este es el final de un capítulo y el comienzo de uno nuevo. ¿Dónde me llevará no sé, pero va a ser divertido averiguarlo“, puntualizó.

Un mes después estaba muerto.

En una entrevista del 2012, el hombre culpó de su obesidad a una depresión que tuvo producto de la muerte de su madre cuando tenía 16 años, por lo que la comida fue el refugio que encontró para evadir la realidad.