Convertirse en madre para muchas mujeres debe ser uno de los momentos más importantes de su vida, sin embargo, no siempre todo es color de rosa.
Este es el caso de Caitlin Dean, una madre de 37 años, quien durante sus tres embarazos sufrió fuertes episodios de náuseas y mareos.
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Pero lo que muchos desconocen es que en algunos casos esto puede seguir manifestándose tras el nacimiento del bebé, precisamente lo que le ocurre a la mujer oriunda de Inglaterra, quien a cinco años de haber dado a luz a su tercer hijo vive un verdadero drama, el que ha compartido en su blog spewing mummy (mamá vomitadora).
Esta enfermedad que afecta a una de cada 100 mujeres se denomina hiperémesis gravídica, esto es “la presencia de náuseas y vómitos intensos y persistentes durante el embarazo. Pueden llevar a la deshidratación, pérdida de peso y desequilibrios electrolíticos. Las naúseas matutinas se refieren a las náuseas y vómitos que ocurren al inicio del embarazo”, según consignó el portal Medlineplus.
Problema de salud que algunas mujeres siguen sufriendo tras el parto, y a veces por un largo tiempo.
Este mal se ha transformado en una pesadilla para Caitlin, una enfermera, que a varios años de convertirse en madre sigue sufriendo con estos desagradables malestares.
“Mucha gente cree que este mal acaba cuando el bebé nace y eso no es cierto”, confesó, según consignó Publimetro.
Agregó que “Es algo que te cambia la vida y es importante entender eso (…) tan sólo mirar el baño puede ser problemático, tengo que mantenerlo muy limpio debido a los recuerdos. Me vienen a la mente imágenes de los momentos que pasé con la cabeza dentro del inodoro”, confesó.
Pero eso no es todo, pues otras tareas diarias también le provocan fuertes náuseas. “Lavarme los dientes también es un problema cuando se forma mucha espuma”, comentó.
Aunque no todo esta perdido, pues un reciente estudio de la Universidad de California de Los Ángeles, Estados Unidos, asegura que esta enfermedad es un mal con dos genes conocidos como GDF15 y IGFBP7, lo que de acuerdo a Dean es importante, pues aprueba que la hiperémesis gravídica es un mal físico y no psicológico y porque sugiere que puede tener cura.