Sorpresiva es la reacción en los padres primerizos al no poder responder naturalmente a una inocente interrogante como ésta. La historia de las abejas y el polen, o de la cigüeña cargando bebés desde París, son algunos de los mitos a los que se recurre para salir rápido del paso, sin saber que el niño está preparado para recibir una explicación sencilla sin necesidad de entrar en detalles incómodos.

Así al menos lo asegura el sitio web estadounidense y especialista en salud infantil KidsHealth.org, perteneciente a la Fundación Nemours. Afirman que desde los primeros años los niños se tocan los genitales a menudo cuando están desnudos, y que es un comportamiento que no debería extrañar puesto que aún no desarrollan el pudor, y, además, demuestra una curiosidad natural y normal de los pequeños, por lo que no debe ser motivo de retos o castigos.

Con el paso de los años se manifiestan una serie de descubrimientos y dudas en que es necesario que los padres asistan a sus retoños, por ello los especialistas entregan una serie de consejos frente a las principales inquietudes que rondan en la cabeza de los papás.

¿Es correcto utilizar apodos para designar las partes íntimas?

Desde la entidad aseguran que “cuando un niño tiene alrededor de tres años, sus padres pueden decidir utilizar las palabras anatómicas correctas para referirse a las partes íntimas”, ya que el niño es capaz de pronunciarlas sin problemas. Insisten en que se deben decir con naturalidad, para que el infante aprenda a utilizarlas con normalidad, de forma directa y sin vergüenza.

¿Qué se le dice a un niño muy pequeño cuando pregunta “de dónde vienen los bebés”?

En este sentido afirman que “dependiendo de la edad que tenga el niño, puede decirle que el bebé crece en el interior de un huevo que está dentro de la panza de su mamá…y (que) sale por un lugar especial llamado vagina”. Destacan que no es necesario explicar la conducta de hacer el amor entre padres porque muchos pequeños no entienden el concepto, por lo que no le suma información. No obstante, se puede hacer énfasis en que “cuando un hombre y una mujer se quieren mucho, les gusta estar muy cerca entre sí. Puede explicarle que el esperma del hombre se une al huevo de la madre y entonces el bebé empieza a crecer”. Aseguran que la mayoría de los niños de menos de seis años pueden aceptar este tipo de respuestas.

¿Cuándo debo explicarle a mi hij@ que no todos pueden tocarle sus partes íntimas?

Entre los tres y seis años es una edad adecuada para empezar a hablarle a los niños sobre las distintas maneras en que alguien puede tocarles el cuerpo, recomiendan. “Explíquele que su cuerpo sólo le pertenece a él y que tiene derecho a la intimidad. Nadie, ni siquiera un amigo o familiar, tiene derecho a tocar sus partes íntimas”. Y que si se enfrenta a una situación extraña debe informarle directamente a usted. Indíquele también que existen un par de excepciones a esta regla: “cuando un padre intenta encontrar el origen de un malestar o dolor ubicado cerca del área genital y durante las revisiones físicas que realizan los médicos”, consigna la web.

¿Existe un momento en que los padres deberían sentarse a conversar sobre sexo con sus hijos?

Los especialistas insisten en que aprender cosas sobre el sexo no es algo que deba ocurrir en un solo momento, pues se trata de un proceso de aprendizaje paulatino, donde los niños obtienen cada vez un poco más de información de acuerdo a sus edades y procesos. “Las preguntas se deben responder cuando surgen a fin de que la curiosidad natural de los niños se vaya satisfaciendo conforme estos vayan madurando”, afirman.

Por último, el artículo estipula que si su hijo no pregunta nada sobre el sexo, no quiere decir que deba dejar de lado el tema. Recomiendan que a partir de los cinco años puede empezar a mostrarle libros sobre sexualidad, de acuerdo a su etapa obviamente. Así como tampoco es correcto dejarle la responsabilidad exclusiva a la escuela donde asiste, puesto que muchas veces, y lo hemos comprobado en la escena nacional, los contenidos no se enseñan adecuadamente o no van más allá de cuestiones relacionadas con ETS o el embarazo, olvidando una gran cantidad de tópicos quizá más relevantes para su formación sexual.