¿Qué es lo peor que te podría ocurrir durante unas vacaciones familiares en un crucero en medio del mar? El matrimonio estadounidense conformado por Chase y Emily Morgan tienen la respuesta. Los tortolitos esperaban que su segundo hijo, Haiden, naciera en diciembre… pero el pequeño tenía sus propios planes para llegar al mundo.
La pareja, proveniente del estado de Utah, disfrutaba de un crucero por el Caribe junto a su hija de tres años, cuando Emily entró en trabajo de parto. El hecho ocurrió en su segunda noche navegando y fue tan inesperado -tenían aprobación del médico para viajar-, que al principio Emily creyó estar sufriendo contracciones falsas… hasta que vio la sangre.
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Como declaró al medio de TV local KSL: “A la 1:20 de la madrugada llegó el médico, me miró y dijo ‘mantén tus piernas cerradas, no pujes porque no llegaremos a tierra en 14 horas’. Y yo le dije ‘estoy pujando porque este bebé está viniendo, ¡lo sé!’”, detalló.
La mujer alcanzó a estar en trabajo de parto por media hora, cuando su hijo llegó al mundo. Era tan pequeño, que los médicos creyeron que estaba muerto, pero Emily presionó para verlo. No la dejaron: 45 minutos después, los especialistas regresaron para decirle que estaba bien. El equipo había logrado mantenerlo con vida gracias a una incubadora artesanal.
“Él lloraba, con un pequeño y delicado llanto”, relató la mujer. Esto era señal de que sus pulmones eran fuertes. Le pusieron una servilleta sanitaria en la cabeza, lo arroparon con toallas limpias y usaron paquetes de suero pasados por el microondas para mantenerlo cálido.
El capitán se propuso llegar a Puerto Rico lo antes posible y gracias a sus esfuerzos, logró llegar 2 horas antes de lo esperado, salvando la vida del bebé prematuro. Desde allí, lo subieron a un avión para que recibiera tratamiento en Miami. A pesar de que pesa poco y su corazón no está completamente desarrollado, su condición es estable y se espera que permanezca hospitalizado hasta diciembre. ¡Vaya milagro!