Su historia es la peor pesadilla de cualquier padre o madre: el pequeño Leland Shoemake tenía apenas 6 años cuando murió debido a una infección cerebral, a pesar de los esfuerzos del Centro de Salud para Niños de Atlanta (Estados Unidos), dejando a su familia devastada.
Los médicos nunca supieron cómo contrajo la infección que lo afectó durante un mes y que lo obligó a pasar sus últimas dos semanas de vida hospitalizado, tal como reporta el medio local Fox 59, hasta que el viernes pasado perdió la vida. Tras su deceso, sus conmocionados padres regresaron a su hogar, descubriendo una nota que su hijo les había escrito antes de ser admitido en Urgencias. Esta simplemente decía “sigo con ustedes. Gracias, mamá y papá. Los amo”.
Lee también: Creían que esta porrista tenía 5 meses de embarazo: Resultó ser algo mortal
Amber le dedicó unas sentidas palabras a través de su cuenta de Facebook, donde también compartió su breve y tierna misiva: “Fui sobreprotectora con Leland e hice lo que pude para mantenerlo a salvo. La cosa que más amaba era jugar en el barro. Nunca imaginamos que sería su pasatiempo favorito lo que lo alejaría de mí”, relató.
“Él era mi mundo. Él me convirtió en madr.e Luchamos tanto para tenerlo: era un bebé prematuro, pero llegó gritando y muy sano. Era inteligente desde el día 1: ya sabía el abecedario, números, colores, formas y unas 20 palabras más apenas cumplió el año. Era nuestro pequeño ner y lo amábamos así. Él amaba la escuela, aprender, el canal de historia, el canal del clima, documentales y todo lo que se tratara de historia”, continuó.
“Él amaba barcos como el Titanic y aprender sobre la Segunda Guerra Mundial. Él era perfecto. Su película favorita era Tiburón. Su director favorito era Steven Spielberg y su actor favorito, Adam Sandler. Amaba a su hermano y a su familia demasiado. Él era la vida de cada fiesta y su sonrisa podía iluminar a una ciudad”, afirma Amber, su madre.
“Él era el niño más inteligente, amoroso y preocupado. Nos lo arrebataron demasiado pronto. Podría haber hecho grandes cosas en este mundo. Sólo tendríamos un par de amigos en este condado si no fuera por Leland. Nunca veía la gente como extraños y amaba a todos. Durante mi vida entera he tenido un sólo miedo y se volvió realidad”, señaló.
“Nadie debería enterrar a un niño. Siempre decía que esperaba morir primero, porque no era lo suficientemente fuerte para soportar algo así. Todavía no parece real para mí. Me encuentro a mí misma sentada recordando las cosas que él me diría y las citas de películas que me repetiría (…) él era la luz de nuestra vida y el centro de nuestra familia. Cuento los días para ver su dulce carita de nuevo y escuchar su bella voz”, agregó.
“Cuando Tim y yo regresamos a casa por primera vez para conseguir ropa para su entierro, encontramos esta nota en nuestra mesa del living. No tenemos idea cuándo la escribió, pero pueden ver en ella que era un niño especial. Te amaremos para siempre Leland. ¡Duerme tranquilo y no dejes que las pulgas te piquen!”, fue la despedida final de Amber.