Kirsty Downie nació con una pequeña marca de nacimiento que apenas se veía en su torso. Pero en los últimos 25 años, esa marca se ha multiplicado y son muchas las marcas que cubren prácticamente el 80% de su cuerpo.
Pese a que duramente su crecimiento tuvo que lidiar con el cruel apodo de “Dálmata”, creado por sus compañeros de escuela, la madre de un niño ha aprendido a querer sus marcas.
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Cabe señalar que estas marcas son benignas y se conocen, médicamente, como Nevu melanocíticos congénito (CMN, por sus siglas en inglés) y son un tipo de tumor no canceroso. Si bien estuvieron presentes desde su nacimiento, se han manifestado en diferentes momentos.
Por años, Kirsty oriunda de Coatbridge, Escocia, escondió sus marcas tras una gruesa capa de maquillaje y corrector, sin embargo, actualmente ha encontrado el valor para aprender a querer su apariencia al natural.
La mujer, que trabaja como cocinera en un asilo de ancianos, señaló: “Mis marcas son lo que me define y me encanta ser única. Me niego a dejar que me afecte. A pesar de que puedo ser tímida al momento de hablar de ellas, mantengo mi cabeza en alto“, señaló al medio inglés The Sun.
Kirsty se sometió a un procedimiento para eliminar una de sus marcas cuando tenía 6 años y así ver si podían eliminarse por completo, pero en cuestión de meses esa misma marca reapareció junto con muchas otras más. “Cuando cumplí siete se habían extendido a mi rostro, pecho, brazos y piernas“, reveló.
La madre indicó que si bien ella nunca se preocupó por estas marcas, sí notaba que la gente le prestaba una ‘especial’ atención, y cuando estaba en la época escolar fue víctima de crueles bromas por parte de sus compañeros, quienes la apodaron ‘pequeña dálmata’, lo que obviamente la hizo más consciente de sus marcas.
“Fui una chica dura así que cuando cualquier compañero hacía comentarios, los perseguía. Nunca lloré“, agregó.
Pero más allá de su valentía, su ‘diferencia’ la hizo sentir varias veces miserable. Es por eso que cuando cumplió ocho años, su madre Karen, accedió a que se sometiera a un injerto de piel. Durante el procedimiento se tomó piel de las piernas de Kirsty y la pusieron en su espalda para cubrir algunas marcas. No obstante, no se pudieron ocultar todas, por lo que siguió viviendo años con la desesperación de querer ‘encajar’.
A los 18 años decidió someterse a una cirugía láser. Aún así las marcas volvían una y otra vez. “Una vez que me acostumbraba a cómo me veía, más aparecían. También intenté congelarlas, pero conseguí el mismo resultado“, declaró.
Decidida a ocultar su marcas, Kirsty terminó vistiendo ropa que tapara sus brazos y piernas aún en altas temperaturas.
El maquillaje también fue un aliado para cubrir estas marcas y reconoció que fue tan efectivo que algunos de sus amigos no la reconocían cuando se sacaba el maquillaje. Sin embargo, lo más difícil ha sido contarles a algunos de sus novios acerca de sus marcas. “Estaba aterrorizada sobre su reacción pero han sido un apoyo realmente importante“, señaló.
Actualmente Kirsty está feliz consigo misma y tiene la suficiente confianza como para tener citas. Y pese a que estas marcas igualmente incrementan el riesgo de tener cáncer de piel, ella no se preocupa.
“Tengo que ser muy cuidadosa sobre mi exposición al sol así que nunca he estado de vacaciones en una playa. Ahora tengo más confianza respecto a mi cuerpo y a mis marcas, así que me gustaría viajar al extranjero. Si estoy en un clima muy caluroso, me aseguro de protegerme correctamente del sol y de pasar más tiempo en la sombra“, confesó.
Por último, aseguró que no está planeando ninguna cirugía y envió un breve pero importante mensaje: “Creo que la gente debe atreverse a ser diferente e ignorar a los que te dicen lo contrario. Sé orgulloso de quien eres“.
