La idea de tener una mascota se vuelve una realidad en una familia en particular cuando hay niños que la componen, pero muchos padres dudan sobre cuál es la edad ideal en que los pequeños deben compartir con un compañero animal.

Ante esta disyuntiva y para la tranquilidad de todos, la idea no es tan perjudicial e incluso beneficiaría a los pequeños a partir desde 3 o 4 años de edad en adelante, ya que ayuda a que los más pequeños del grupo familiar desarrollen madurez y responsabilidad entre otras habilidades.

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Así lo explicó la psicóloga infantil de Blua de Sanitas, María Díaz Aguado, a Soy Chile, al decir que la llegada de una mascota al hogar le entrega la oportunidad a los retoños “de adquirir un compromiso“, ya que en aquella edad adquieren hábitos, emociones y valores.

Frente a la experta en psiquis infantil precisó que “con una mascota, los niños tienen la oportunidad de relacionarse, jugar, conectar y educar otro ser vivo“, por lo que los balances son positivos a la hora de evaluar áreas como la empatía y la conciencia ecológica”, ya que generan “sentimientos de comprensión y humanización, y ayudan a gestionar las emociones para interaccionar de forma asertiva”, según explicó la especialista.

Meg (cc) | Flickr
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Pero aquellos beneficios no son los únicos, se suman a ellos habilidades motoras gracias a la movilidad física que implica tener que relacionarse con una mascota, como también la socialización según informó la jefa del servicio de Psicología del Hospital Universitario Sanitas La Zarzuela, Marta Campo.

“Parece que a ciertos niños con discapacidad o trastornos del espectro autista les resulta más fácil interactuar con caballos o perros. Además, se ha descubierto que la relación con estos animales mitiga la tristeza o fomenta el juego, la diversión y las risas”, informó sobre casos especiales la jefa del servicio.

Max (cc) | Flickr
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De todas maneras hay que considerar el tipo de animal que se pretende para el hogar, “es necesario valorar qué mascota sería la adecuada para nuestros hijo”, agrega la psicóloga. Recordemos que gatos y perros no actúan de la misma forma.