June y Jennifer Gibbons nacieron un 11 de abril en Gales, bajo el signo de aires. Las hijas gemelas de Aubrey y Gloria Gibbons, inmigrantes que llegaron al Reino Unido en búsqueda de mejores oportunidades, se transformarían en las protagonistas de una de las historias de gemelas más extraordinarias y a la vez aterradoras de las que se tenga registro.

Las pequeñas desde temprano desarrollaron un metalenguaje imposible de entender para su familia. En el colegio eran aisladas y discriminadas por ser las únicas alumnas de color, pero eso poco les importaba.

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La leyenda cuenta que de pequeñas hicieron un poderoso pacto prácticamente infranqueable por el resto del mundo… se prometieron que, hasta el día en que una muriera, sólo hablarían entre ellas.

Así comienza la historia de las “Gemelas silenciosas”.

| Aisladas

Eventualmente, el bullying que sufrían en el colegio tuvo consecuencias. Los profesores solían enviarlas a casa más temprano para alejarlas del hostigamiento. El sufrimiento las hizo aún más cercanas y su lenguaje se hizo más complejo, nadie lograba entenderlas y sólo hablaban entre ellas y muy poco con su hermana menor, Rosie.

Cuando cumplieron 14 años la situación era insostenible para su familia y las llevaron a médicos y psicólogos para intentar que hablaran con otras personas, pero todo fue en vano. Incluso las enviaron a diferentes escuelas, pero la separación terminó siendo desastrosa. Se hicieron más introvertidas y ambas entraron a un estado de catatonia, un síndrome psicomotor y de comportamiento anormal, muchas veces ligado a la esquizofrenia, que provoca alucinaciones, negación y estupor, entre otros síntomas.

Era una relación que las llevaba a la más profunda desesperación, al borde de la locura. Se amaban y se odiaban mutuamente con igual pasión, intensamente, y finalmente eso provocaría la desgracia.

| El gran sueño

Luego de reencontrarse, las muchachas pasaron cerca de dos años aisladas en su cuarto y desarrollaron un especial gusto por la literatura. Inventaban complejas historias actuando con sus muñecas y creaban cuentos, algunos de los cuales grababan como regalo para su pequeña hermana.

Sus padres decidieron inscribirlas en un curso de literatura por correspondencia y ellas crearon varios cuentos e historias, que en general, involucran personajes muy extraños y con tendencias criminales.

Algunas de sus novelas fueron publicadas por una editorial independiente y los intentos por publicar sus cuentos en revistas y otros formatos fueron infructuosos, generando en ellas una frustración que las llevó a cambiar su vida en busca de reconocimiento.

| Criminales condenadas

Tras el fracaso, algo en su cabeza gatilló en ellas la necesidad de actuar con violencia. Se involucraron en una serie de actos incluyendo robos, destrucción mobiliario público e incendios intencionales, transformándose en criminales por semanas.

Además, cabe consignar que esto ocurrió después de que vivieran un intenso romance con un par de miembros de la fuerza aérea norteamericana, con quienes perdieron la virginidad.

“Cuando jóvenes, sobre todo cuando tuvimos novios, intentamos ser adolescentes normales, estábamos enamoradas, nos sentíamos especiales con ellos, pero era tarde y el abandono de ellos lo hizo peor”, comentó June en un entrevista hace años.

En 1982, tras la seguidilla de actos de vandalismo, estas hermanas se transformaron en las pacientes más jóvenes del famoso hospital psiquiátrico de alta seguridad Broadmoor, uno de los más infranqueables y prestigiosos centros de este tipo en Gran Bretaña y todo el mundo.

Fue entonces cuando su historia quedó al descubierto, según consignó en un artículo de 1986 la revista People.

Cuando la periodista Marjorie Wallace, del periódico inglés The Sun, conoció la historia de las hermanas se preguntó: ¿Por qué encierran a estas pequeñas por crímenes tan poco relevantes con algunos de los más peligrosos delincuentes y asesinos del Reino Unido?. Wallace decidió investigar y pudo conocer el extraño pasado de las gemelas silenciosas.

En la misma época el New York Times también hizo eco de la publicación de la novela de la periodista, llamada simplemente Gemelas silenciosas, publicada en 1986 acompañada de una película para la televisión dirigida por el inglés Jon Amiel.

“Unidas por la fantasía y el crimen”, titulaba el prestigioso medio neoyorquino que dio cuenta de cómo los psiquiatras describieron a las muchachas.

“Había un cierto tipo de juego ocurriendo cuando las vi. Podía ver cómo June se moría por decirme algunas cosas… pero luego algo pasaba. Jennifer estaba deteniendo a June… Miré y apenas pude notar el más mínimo movimiento en sus ojos, pero de alguna manera la estaba deteniendo, era extraño, como percepción extrasensorial. Se sentó ahí, con una mirada sin expresión, pero sentí su poder. Jennifer tomaba todas las decisiones. El pensamiento que entró a mi mente me perturbo, era como que June estaba poseída por su hermana gemela”, se podía leer en uno de los informes de los médicos según lo narrado en la novela de no ficción de Wallece, de acuerdo a la información del Times de Nueva York. Sin duda, eso quedaría demostrado poco después.

| Broadmoor

Las paredes del centro de criminales con rasgos psicopáticos y enfermedades mentales se transformó en el hogar de las mellizas Gibbons.

Siguieron escribiendo y mantuvieron su pacto. Las conversaciones eran sólo entre ellas, pero una segunda parte de su acuerdo quedaría al descubierto, según la periodista del Sun, varios años después.

El test de coeficiente intelectual realizado a las chicas cuando ingresaron demostró que eran genios, que su inteligencia estaba por sobre la media, pero su aislamiento provocó graves consecuencias.

En Broadmoor permanecieron durante 14 años. Sometidas a dosis altas de medicamentos antipsicóticos, eran incapaces de concentrarse y Jennifer aparentemente desarrolló discinesia tardía, un trastorno neurológico que resulta en movimientos involuntarios y repetitivos.

Sus medicamentos fueron aparentemente ajustados lo suficiente como para permitirles continuar los copiosos diarios que habían comenzado en 1980, alcanzando a escribir millones de palabras. Sin embargo, su interés en la escritura creativa desapareció casi por completo, supuestamente por el efecto de los remedios.

| La Muerte de Jennifer

Tras más de una década entre las ‘rejas’ y sometidas a poderosos tratamientos farmacéuticos y a supuestas ‘torturas’ por parte del personal, llegó el momento en que finalmente June y Jennifer iban a ser trasladadas a un centro de menor complejidad para continuar su tratamiento y condena.

Sin embargo, a pocas horas de salir y camino al nuevo recinto, Jennifer sufrió una descompensación cardíaca anormal y falleció de forma casi inmediata.

Para Wallace, sin embargo, se trató de algo insólitamente premeditado. Parte del convenio de las mellizas incluía una parte bastante más escabrosa y misteriosa que el simple pacto de silencio.

El trato también significaba que una de ellas debía morir para liberar a la otra y permitirle hacer una vida normal. En marzo de 1993, Jennifer no pudo ser despertada en su llegada al nuevo destino en Gales y fue llevada al hospital. Una inflamación súbita de su corazón, o miocarditis aguda, provocó su muerte. Los exámenes no arrojaron presencia drogas o veneno. Qué sucedió sigue sin respuesta y en estado de caso sin resolver para los médicos.

La ‘líder’ de la relación, habría decidió liberar a su amada hermana del suplicio y la aislamiento. Eso aseguró la escritora de la novela, quien pocos días después del suceso se reunió con June y la escuchó decir “Soy libre al fin, liberada, y finalmente Jennifer ha dado su vida por mí”.

Su estadía en Broadmoor terminó siendo la perdición fatal. Así lo asegura su hermana, Gretta, que apenas la liberaron del centro para transferirla junto a su hermana a uno de menor complejidad en Gales, decidió romper el silencio.

| June en la actualidad

En conversación con Daily Mail, en abril de este 2016, Gretta Gibbons repasó el caso de la muerte de su pequeña hermana.

“Nunca debieron ser internadas en Broadmoor. Sé que cometieron crímenes, pero no mataron a nadie. Eso arruinó completamente sus vidas. Jenny nunca debió morir, tenía apenas 29 años y no debería haber sido dado de alta o trasladada si no estaba sana. Debería haber estado en el hospital”, comentó la mujer de 58 años.

“Y June… ella habría tenido una vida mucho mejor. Nunca se casó o tuvo hijos o cumplió su sueño de ser escritora. Yo habría demandado a Broadmoor. Simplemente no habría dejado que quedaran impunes por lo que le hicieron a mis hermanas. Pero mis padres tomaron otra decisión y dijeron que nada de eso los regresaría a Jenny“, añadió Gretta, quien contó algunos detalles de la vida de June a más de 2 décadas de la muerte de su hermana silenciosa.

En absoluta libertad y sin supervisión psiquiátrica, June vive en una casa arrendada en el centro de la ciudad de Haverfordwest, en su natal Gales. Pese a ello no sale mucho, salvo para visitar a su familia y trabajar con su madre. Su papá está internado en un asilo por demencia vascular, y sus hermanos todos viven relativamente cerca.

Su vida es normal, aunque no pudo cumplir sus sueños. Son pocas veces en las que ha hablado de su historia, es una persona retraída y tímida, que de seguro extraña a su hermana, a pesar de haberse liberado.

“Partió como un juego, pero fue demasiado lejos y aunque tratamos de volver a ser normales, simplemente no pudimos salir de la dinámica. Intentamos volver al mundo exterior, pero era demasiado tarde. Eramos gemelas, pero nuestras personalidades chocaron”, contó June en una de las pocas entrevistas que ha concedido en su vida sobre esta escalofriante y extraña historia, la de las gemelas silenciosas.