El 21 de octubre de 1966 ocurrió una de las tragedias más grandes de toda la historia británica. Aquel día, Aberfan, un pequeño pueblo galés, sufrió el colapso de una mina de carbón que provocó una avalancha de escombros, la cual afectó a una escuela y casas aledañas.
Este desastre, que le quitó la vida a 144 personas -116 niños y 28 adultos- lo rescata la serie de Netflix The Crown, específicamente en el capítulo 3 de la tercera temporada.
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El episodio, que te hace estremecer debido a cómo narra y retrata lo acontecido, comienza mostrando un día de clases cualquiera en la escuela primaria de Pantglas. Al día siguiente se desencadena la desgracia.
Fue tal el impacto que generó el hecho, que el primer ministro británico, Harold Wilson, viajó inmediatamente. Quien también quiso hacerlo fue Lord Snowdon, fotógrafo y marido de la Princesa Margarita.
Desde el Palacio de Buckingham enviaron un mensaje de condolencias de la reina y decidieron que Felipe de Edimburgo viajara en representación de la corona, argumentando -en la serie- que ella visitaba hospitales, no accidentes. Añadiendo, además, que cada vez que asistía a algún lugar paralizaba todo y no era su intención perjudicar a los servicios de emergencia.
Al regresar Felipe, el capítulo mostró una conversación que ambos habrían sostenido, donde él le asegura que lloró por la tragedia y que era imposible no verse afectado. Ella decidió ir 8 días después, tras ser fuertemente criticada por su ausencia.
Es precisamente esta decisión la que catalogó como su “mayor arrepentimiento”. En 2002, la Reina confesó que no visitar a los sobrevivientes inmediatamente fue un error y que aún le pesaba en su conciencia, según consignó el portal del canal History.
La serie retrata a la monarca totalmente fría ante el hecho, sin derramar ni una lágrima… hasta el final. Ella misma explica que esta actitud se debe a que le cuesta emocionarse debido a su crianza, pero no porque el hecho no le haya afectado. Como ejemplo, en una conversación con Wilson, le dice que ni la muerte de su abuela, a quien amaba muchísimo, ni el nacimiento de sus hijos, la hicieron llorar.
No obstante, la forma en la que la agencia Efe describió la reacción de la reina, desmentiría este retrato de la serie, según el medio ABC: “La reina se ha mostrado profundamente conmovida. En un mensaje dirigido a Aberfan, dice que acompaña ‘profundamente en el sentimiento’ a los familiares de las víctimas, y añade: ‘Estoy abrumada y horrorizada al saber el terrible desastre’“.
En tanto, Sir William Heseltine, quien se desempeñaba en la oficina de prensa real en aquella época, declaró en el documental Elizabeth: Our Queen: “Creo que Aberfan afectó profundamente a la Reina cuando fue allí. Fue una de las pocas ocasiones en que derramó lágrimas en público”.
Coincidió Mansel Aylward, uno de los médicos que llegó al pequeño pueblo para identificar a los fallecidos. El profesional aseguró, según el medio español: “Para que la Reina hiciera lo que hizo, para mostrar simpatía de la manera en que lo hizo con las personas que acababa de conocer, debe haber sido muy difícil para ella. Estaba muy conmovida por lo que vio. Trató de contener las lágrimas, pero no pudo”.
El episodio 3 termina asegurando que este hecho la marcó de sobremanera: “Según sus más allegados, su tardía respuesta como reina sigue siendo una de las cosas de las que más se arrepiente. Desde 1966 regresó al pueblo, más que cualquier otro miembro de la familia real”.
La reina volvió en cuatro oportunidades más a Aberfan: 1973, 1997 y 2012. Cuatro años después, en 2016, envió a su hijo, el príncipe Carlos, quien en la oportunidad leyó un mensaje que escribió Isabel II, donde alababa “la notable fortaleza, dignidad y espíritu indomable que caracteriza a la gente de este pueblo”.
The Prince of Wales has arrived in Aberfan to remember those who lost their lives 50 years ago in the devastating Aberfan disaster. pic.twitter.com/OnsZ82QIGL
— Clarence House (@ClarenceHouse) October 21, 2016