El color de la lengua es un indicador de nuestro estado de salud. Un tono blanco se debe principalmente a falta de higiene, pero también podría avisarnos de otras complicaciones.

Una buena salud bucal no solo es lavarse los dientes tres veces al día, sino que también implica visitas regulares al dentista, utilizar enjuague, hilo dental, cuidar las encías, la alimentación y, por supuesto, la lengua.

Aunque muchas veces ignorada, la lengua cumple un rol fundamental en nuestra salud. Y es que a través de este órgano se pueden identificar diferentes afecciones.

Observar el aspecto de la lengua para detectar enfermedades se conoce con el nombre de glosodiagnosis. De acuerdo a la Clínica Dental Ruiz de Gopegui de Madrid, se trata de una práctica de diagnóstico muy extendida en el mundo, y se basa en detectar patologías mediante los cambios de coloración o textura del órgano lingual.

Una lengua sana debe presentar un color rosado y una fina capa de saburra en su superficie. La saburra es una secreción que proviene del estómago y que descansa sobre el órgano lingual. Es normal que forme parte de la lengua, pero en cantidades pequeñas.

Por el contrario, un tono blanco quiere decir que sufrimos un trastorno bucal que se debe diagnosticar y tratar. Según Clínica Mayo, suele ser inofensivo y temporal, pero también puede ser indicio de algo más grave, que puede ir desde una infección hasta un trastorno precancerígeno.

Causas

Una de las afecciones más comunes que cambian la estética de nuestra lengua es el color blanco que toma en algunas ocasiones, lo que se produce como resultado del crecimiento excesivo y a la inflamación de las papilas que se encuentran en la superficie de la lengua.

Al respecto, Óscar Castro Reino, presidente del Consejo General de Dentistas de España, explica al medio hispano ABC que “ese revestimiento blanco de la lengua se debe a desechos, bacterias y células muertas que quedan atrapados entre las papilas agrandadas y, a veces, inflamadas”.

Asegura que esta situación suele ser inofensiva, debiéndose a menudo a una higiene bucal deficiente. Eso sí, apunta que existen otras causas que pueden provocarla como el hábito del tabaco, la respiración oral, la diabetes, la gastritis, algunas afecciones del hígado o la candidiasis oral.

En ese sentido, el especialista indica que esta última es una de las infecciones más comunes de la lengua, debido a la proliferación de un hongo (candida albicans). “La candidiasis oral se manifiesta con la aparición de unas manchas blancas, que al rasparlas evidencian una capa enrojecida, inflamada y sangrante”, dice.

¿Cómo limpiar la lengua?

Al ser una de las principales causas una higiene bucal deficiente, la limpieza correcta de nuestra lengua se vuelve fundamental. “La higiene oral nocturna debe ser la más exhaustiva, ya que durante la noche la producción de saliva es menor y necesitamos una protección mayor”, aseguran desde Clínica Dental Ruiz de Gopegui.

Misma recomendación que Castro Reino entrega al citado medio español. “La lengua actúa a modo de esponja acumulando bacterias, restos alimentarios, células muertas. Por eso, ha de realizarse un ‘barrido’ de la lengua, de dentro a fuera recurriendo bien al cepillo habitual o a un limpiador lingual (raspador)”.

Limpieza de la lengua es fundamental
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Hábitos saludables

La nutrición juega un papel esencial en la salud de nuestra boca, y más específicamente de la lengua. “El déficit de vitaminas y minerales es otra de las causas por las que la lengua puede verse alterada, por lo que seguir una dieta saludable y rica en frutas y verduras es fundamental”, aconseja la clínica dental citada.

Mientras que el doctor Castro Reino recomienda ingerir alimentos ricos en hierro y ácido fólico, pues su falta puede producir alteraciones en la lengua.

Por el contrario, debemos evitar los alimentos excesivamente ácidos, las comidas o bebidas muy calientes y picantes, y bajar el consumo de azúcares.

“El uso no moderado y prudente de bebidas azucaradas y carbonatadas constituye un riesgo elevado desde el punto de vista de la salud oral”, afirma el experto.

Por último, el especialista reitera que debemos extremar la higiene y evitar llevarnos las manos a la boca sin lavárnoslas previamente. “La onicofagia (comerse las uñas) es, por el mismo motivo, un hábito a desterrar”, cierra el doctor.