En el capítulo del pasado sábado de La Divina Comida, Rodrigo Bastidas sorprendió por su buen rol como anfitrión ante sus invitados, pero sin duda, su casa fue lo que acaparó todas las miradas.
Y es que la residencia del actor parece una verdadera galería de arte. De hecho, justo al ingreso hay algunos cuadros hechos por él, y algunas decoraciones, como ‘ropa quemada’ diseñada por su esposa y su cuñada.
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También su casa está llena de cuadros creados por distintos miembros de su familia. Además, había varios detalles retro y vintage en varios de los sectores de su residencia.
Otro llamativo espacio era una pieza que estaba decorada con puertas de un antiguo restorán que tuvo. Al vender ese recinto, decidió sacar todas las puertas, para darles otro uso en su propia casa.
Hasta tiene un pequeño barco: “Para una pascua me dicen ‘llegó el regalo’. Me mandaron al segundo piso, pero igual me arranqué para verlo, toco el regalo y siento fierro, dije ‘mierda, me regalaron una máquina para hacer ejercicio, que cosa más aburrida'”.
Claro que no era eso, sino que un carro manicero que tenía forma barco. A este también le dio un nuevo uso, convirtiéndolo en una repisa para su colección de autos.
Luego el intérprete mostró su patio, que tenía un amplio quincho y hasta un horno para cocinar pizzas, que de hecho fueron parte del menú del día.
Finalmente, Rodrigo dejó que las cámaras de La Divina Comida ingresaran a su oficina personal, que es donde crea los guiones de sus teleseries y películas.
El lugar está lleno de fotografías de distintos proyectos, y de postales con su esposa, con quien ha viajado a Turquía, China y Estados Unidos.
Tal como dijo Jani Dueñas, la casa de Rodrigo era simplemente alucinante.