La mañana del 11 de enero de 1992, dos hermanos conducían su vehículo para ir a cazar, cuando notaron un elemento al costado de la carretera.
Sin poder identificar lo que era y guiados por la curiosidad, se bajaron del auto y se acercaron. Lo que estaban observando era el cuerpo semidesnudo y calcinado de una mujer, por lo que decidieron dar aviso a la policía.
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De acuerdo a Film Daily, la investigación para dar con los culpables no se extendió por mucho, ya que horas más tarde, Toni Lawrence llegó junto a sus padres a la oficina del alguacil del condado de Jefferson para confesar el crimen.
Las pericias de los equipos de emergencia confirmaron la identidad del cuerpo encontrado por los cazadores. Se trataba de Shanda Sharer, una adolescente de 12 años, nacida el 6 de junio de 1979 en Pineville, estado de Kentucky, Estados Unidos.
Motivo
En la escuela secundaria, Shanda conoció a Amanda Hearvin. Primero se pelearon, luego fueron amigas y tiempo después iniciaron un romance juvenil.
El problema surgió cuando Melinda Loveless se enteró de esa relación, ya que era la exnovia de Amanda, de quien había quedado muy enamorada.
Impulsada por los celos, Melinda se enfrentó a ambas en una fiesta escolar, incluso con amenazas de muerte para Shanda. Aquello llegó a oídos de los padres de la niña, quienes decidieron cambiarla de escuela, lo que no impidió el fatal desenlace.
Los hechos
La noche del 10 de enero de 1992, Melinda (16) llegó en vehículo a la casa de Shanda junto con tres amigas: Laurie Tackett (17), Hoppe Rippey (15) y Toni Lawrence (15).
Las niñas convencieron a Shanda de que su novia Amanda la estaba esperando en el “Castillo de las Brujas”, una casa de piedra en ruinas frecuentada por adolescentes.
La niña esperó a que sus padres se durmieran para salir. Una vez en el auto, Loveless comenzó a amenazar a Sharer con un cuchillo y al llegar al “Castillo de las Brujas”, la ataron de pies y manos.
Al parecer, el lugar no era el indicado para cometer el crimen, ya que se movieron en el vehículo hasta un vertedero cercano. Ahí las amenazas se transformaron en una macabra sesión de tortura, señaló El País.
Durante un período de más de seis horas, Shanda Sharer fue objeto de golpes con puños y rodillas, estrangulamiento con una cuerda y repetidas puñaladas.
Finalmente, rociaron con gasolina a la niña que aún vivía y le prendieron fuego en las primeras horas de la mañana del 11 de enero de 1992, en un campo junto a una carretera de grava del condado.
Condenas
Lawrence quedó en libertad en 2000, después de cumplir 9 años en prisión. Permaneció en libertad condicional hasta diciembre de 2002.
Rippey fue liberada en 2006, tras cumplir 14 años de su sentencia original. Estuvo con libertad condicional supervisada durante 5 años.
Tackett quedó en libertad en 2018, después de cumplir casi 26 años, y completó un año adicional de libertad condicional, consignó el medio local IndyStar.
Mientras que Loveless fue liberada en 2019. La joven, descrita como líder del crimen, estuvo más de 26 años en prisión. Cumplió libertad condicional de un año, informó WDRB News.
Las cuatro niñas tenían un pasado de abusos tanto físicos como psicológicos, cometidos por un padre u otro adulto, lo que sirvió como atenuante para las condenas.