La Unidad de Investigación de BioBioChile dio a conocer el caso de Daisy Norambuena, quien denuncia que una matrona le rompió el útero tras aplicarle la maniobra de Kristeller, y dejó a su bebé con el 96% de discapacidad.
En conversación con el citado medio, la mujer señaló que, según mostraban las ecografías, el pequeño Alonso nacería sano, por lo que el parto sería natural.
De ese modo, el 17 de octubre de 2016, Daisy Norambuena ingresó, pasadas las 10:00, al Hospital de Arica. Tenía contracciones constantes y el dolor se amplificaba.
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A eso de las 13:30 estaba lista para dar a luz. Pujó por 10 minutos, pero el bebé no salió.
Según cuenta la afectada, el ginecólogo Miguel Cornejo se desesperó, miró a la matrona Mayling Lee Caporata, y le pidió que acelerara la expulsión.
En ese momento, recuerda Daisy, la profesional de la salud le presionó el vientre y aplicó la maniobra de Kristeller, la cual es considerada como obsoleta y peligrosa por la Organización Mundial de la Salud (OMS).
La matrona puso su brazo sobre su vientre y la aplastó. “Como cuando te queda poca pasta de dientes y quieres aprovechar”, ejemplificó Daisy.
Bastó una vez y sintió algo instantáneo por dentro. “El dolor más grande de mi vida”, reconoció sobre la maniobra que le rompió el útero y la llevó a desmayarse.
A su hijo lo reanimaron por 45 minutos
Alonso nació azul, ausente de actividad espontánea, sin respiración y sin signos vitales debido a la asfixia ocasionada por el desprendimiento de placenta.
Daisy, por su parte, sufrió un desgarro de la cicatriz de la cesárea de su primer embarazo, y la rotura de su útero. Según contó, su placenta se desprendió en su totalidad, y cortó el suministro de oxígeno de Alonso.
Al bebé lo reanimaron por 45 minutos, y estuvo otros 5 sin latidos. Alonso sobrevivió después de dos paros cardiorrespiratorios, y a los 15 días fue derivado a la Unidad de Pediatría del Hospital Regional de Arica.
36 días después, y luego de una operación gástrica que permitió ponerle una sonda en el estómago, el pequeño pudo irse a su casa.
“No sabía si iba a quedar con algún daño. Me dicen: ‘No, mamita, esto se va a ir viendo con el tiempo, se va a ir viendo con el tiempo’“, relató.
La vida del niño depende de máquinas artificiales
Actualmente, la vida de Alonso (6) depende de máquinas artificiales. Además, tiene un 96% de discapacidad y su esperanza de vivir alcanza hasta la etapa prescolar.
El menor de edad sufre de parálisis cerebral, epilepsia, enfermedad por reflujo gastroesofágico, trastorno deglutorio severo con gastrectomía que ocasiona neumonías permanentes, encefalopatía hipóxica isquémica, tetraplejia, desnutrición, entre otros padecimientos.
Además, para dormir debe hacerlo por ventilación mecánica no invasiva.
“Yo tenía la esperanza de que él iba a aprender a funcionar y aprender a comer, que él me iba a poder hablar, que algún día él iba a decir mamá”, señaló la madre.
Familia de Alonso inició acciones legales
En ese contexto, la familia de Daisy Norambuena y Damián Marín acusan que la culpa fue de los profesionales que la atendieron. Por eso están en una demanda civil contra el hospital y una querella por el cuasidelito de lesiones.
Ante este escenario, contrataron los servicios del estudio jurídico de José Luis Diez Schwerter, y presentaron una querella contra el doctor Miguel Cornejo y la matrona Mayling Lee Caporata.
La fiscalía formalizó a ambos profesionales por cuasidelitos de lesiones graves y graves gravísimas, suspendiéndose el procedimiento con el pago de una indemnización a la familia. $15 millones en el caso del médico Miguel Cornejo y $6 millones respecto de la matrona.