Nuevos antecedentes han comenzado a salir a la luz luego de la formalización de un colectivero sospechoso de haber participado directamente en al menos dos crímenes de mujeres en Copiapó y en la desaparición de una joven cuyo paradero continúa siendo desconocido.

En la audiencia que tuvo lugar este viernes en el Juzgado de Garantía de Copiapó, el hombre de 42 años fue puesto en prisión preventiva por los seis meses que dispuso el juez como plazo investigativo.

Varios fueron los antecedentes que permitieron al Ministerio Público, en trabajo conjunto con la Policía de Investigaciones, vincular al imputado con la muerte de una mujer transgénero ocurrida en Enero, el crimen de una joven boliviana -cuyos restos fueron encontrados en un pique minero en la periferia de la ciudad- y la desaparición de Catalina Álvarez, una joven de 16 años que aún se desconoce donde está.

Muerte de peluquera

Desde la Fiscalía detallaron que el detenido mantuvo una relación sentimental con Sussy Montalbán, quien en enero fue encontrada muerta en su domicilio tras un incendio. Los antecedentes indican que el imputado habría asfixiado a esta víctima y luego quemó la vivienda para intentar ocultar el crimen, según confesó.

Sin embargo, evidencia genética encontrada por peritos policiales en un automóvil que fue sustraído esa misma noche desde el domicilio que se incendió, corresponde al colectivero detenido, lo que permitió situarlo en el lugar la noche del homicidio.

Crimen de joven boliviana

Desde febrero de este año permanecía desaparecida Marina Cabrera, una joven boliviana de 24 años a la que se le vio por última vez luego de ir a dejar a su hijo a un taller de verano. Según los antecedentes recopilados por la policía civil, para devolverse desde el lugar donde dejó a su hijo la mujer había utilizado un colectivo.

Ese dato permitió a las instituciones seguir una línea investigativa que sustentaría la responsabilidad del detenido en el homicidio de esta mujer, cuyos restos fueron encontrados en un pique minero abandonado a fines del año pasado en la Cuesta Cardone.

Precisamente en ese lugar, cuyo acceso reviste gran dificultad, estuvo trabajando el imputado hasta que finalizaron las obras junto a otras 15 personas. Allí los detectives hallaron ropa calcinada y un celular que pertenecía a Marina.

Pista clave

La investigación que surgió en torno a la desaparición de Catalina Álvarez a fines de junio, luego de participar en una fiesta en Placilla Morales, permitió a la policía y el Ministerio Público dar con una pista clave.

La llamada que realizó Catalina a su madre la misma madrugada en que desapareció, indicándole que había abordado un colectivo para regresar a casa, llevó a los detectives a periciar un automóvil de la línea 7 de colectivos en la ciudad encontrando pruebas.

“Según lo conocido en la audiencia, a partir de la evidencia científica recogida en el asiento posterior del auto, la que fue comparada de manera genética, la víctima fue retenida y golpeada”, explicó la Fiscalía Local de Atacama en un comunicado refiriéndose al caso de Catalina.

Esa madrugada el hombre habría desviado su recorrido para luego hacer desaparecer a la joven según el mismo habría confesado. Es más, entregó a la policía el lugar donde supuestamente había abandonado el cuerpo, sin embargo, allí los detectives no encontraron nada.

Con todos estos antecedentes, el Ministerio Público presentó cargos en contra del colectivero por los delitos consumados de: homicidio simple, incendio y hurto de vehículo; secuestro calificado con homicidio y sustracción de menor de edad calificado.

“La Fiscalía de Atacama llevó a cabo, desde el día uno de las denuncias, un trabajo acabado y coordinado con la Brigada de Homicidios de la PDI, lo que permitió reunir la información que llevó a solicitar la orden de detención en contra del imputado. Se obtuvieron resultados en dos casos con evidencia indiciaria”, explicó Christian González, fiscal jefe de Copiapó.

Sobre el beneficio carcelario del que gozaba este hombre, el persecutor explicó que aquello no era responsabilidad del Ministerio Público, pues el trabajo de esta entidad termina cuando el tribunal dicta sentencia. En este caso, en 2004 el hombre había sido condenado a 24 años de cárcel y un día, empero, recibió el beneficio de libertad condicional transcurridos 12 años, es decir, la mitad de su pena.

El fiscal a cargo de la indagatoria adelantó además que, eventualmente, debido a todos los antecedentes, en una acusación podrían solicitar incluso el presidio perpetuo calificado, es decir, que pase el resto de su vida en prisión sin beneficios carcelarios.