Isabel Allende, hija del expresidente Salvador Allende, tuvo emocionantes palabras para agradecer al mandatario Gabriel Boric por los memoriales a su padre.

En el marco de la conmemoración de los 50 años del Golpe de Estado, la senadora no pudo contener la emoción al recordar los últimos minutos de su padre en La Moneda.

En su intervención, partió agradeciendo al Jefe de Estado, “por la oportunidad de estar aquí, a nombre de la familia Allende. Es una tremenda emoción dirigirme a ustedes en esta conmoración de los 50 años del golpe, civil y militar, que nos afectó no solo a Chile, sino que conmovió al mundo”.

En esa misma línea, también destacó el gesto del Gobierno, “de instalar un memorial en la puerta de Morandé 80, con los zapatos de mi padre, el presidente constitucional de Chile, que calzó ese martes 11 de septiembre de 1973. Último vestigio de su presencia en La Moneda”.

“Para nosotros simbolizan una prenda personal, testigo de esa terrible jornada que nos acerca a la historia. Pero también el largo caminar de mi padre, como luchador social e intérprete de los anhelos de justicia social”.

Isabel Allende no pudo contener la emoción

Avanzando en su relato, Isabel Allende recalcó que “tenemos que tener memoria. A 50 años del golpe he tratado de hacer un relato, no ha sido fácil. Más bien ha sido triste y doloroso, me tocó ser la última persona…”, alcanzó a decir antes de quebrarse.

Tras el efusivo aplauso de los asistentes, incluido el de Boric, continuó con su intervención, señalando que fue la última persona, “del entorno de mi madre, de entrar al palacio ese día, junto a otras más”.

“Teníamos un mandato que contar, lo que significa la Unidad Popular y también la barbarie que comenzaba a imponerse. La memoria es un primer paso para llegar a la verdad, pero necesitamos mucho más para alcanzar la justicia y reparación, y asegurar la no repetición de los hechos ese día”.

Relato del 11 de septiembre

Para finalizar, la senadora relató los últimos minutos junto a su padre en La Moneda, y el momento en que les exigió irse.

“Ninguna de las dos (ella y su hermana) queríamos partir. No estábamos sola, el presidente tampoco. Había más de 40 hombres y mujeres que actuaron con lealtad, convicción y amor al proyecto colectivo construido”, expresó.

Para terminar, contó que “recuerdo que mi padre ese día actuaba decidido, pero con serenidad. Sabíamos que no se iría del Palacio de La Moneda. Antes de exigirnos, diría casi implorarnos de que saliéramos juntas, yo y mi hermana caminamos incrédulas por el cotado de esta plaza, porque ya venía el vuelo de los aviones para destruir el palacio de Gobierno. Nos pidió que denunciáramos lo que estaba ocurriendo”.

“No olvido su último abrazo, calidez, su amor infinito… Salvador Allende encarnó la esperanza”, cerró.