Este domingo se estrenó una nueva temporada del exitoso programa de cocina MasterChef Chile, alcanzando un peak de rating de 20 puntos, según informó Canal 13.
Con una nueva modalidad a la hora de seleccionar a los participantes, el espacio cuenta nuevamente con el trío de expertos Chris Carpentier, Yann Yvin, y Ennio Carota, quienes volvieron mucho más exigentes que en la temporada anterior.
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Es por eso que en esta ocasión, existe la posibilidad del repechaje, como prueba previa a obtener el anhelado delantal blanco. Esto ocurre siempre y cuando exista un voto disidente entre el jurado, dándole una última oportunidad de lucirse al participante en cuestión.
De aquellos hubo varios, pero sin duda los que se robaron la película en este estreno, fueron tres participantes que obtuvieron de inmediato el pase para ser parte del show de talento culinario.
La primera en llamar la atención fue Alejandra González, una suboficial de Carabineros de 28 años cuando decidió postular al programa motivada por sus propios colegas.
Alejandra explicó en el programa que su amor por la cocina nace gracias a su madre, quien estudió repostería en Argentina, y la incentivó para que aprendiera a cocinar. En su trabajo, la uniformada también se ha dado el tiempo para desarrollar esta pasión, puesto que los queques y chocolates que prepara para regalar cuando visita algunos jardines infantiles, derriten el corazón de todos sus comensales.
Luego fue el turno de Maylin González de 28 años, oriunda de Vallenar y que actualmente enfrenta una condena de 10 años y se encuentra privada de libertad bajo régimen de reclusión nocturna, en el Centro de Detención Preventiva de esa localidad.
Allí, Maylin también se desempeña como cocinera, y aseguró que los gendarmes se devoraban sus platos. Su inspiración la componen su madre, algunos programas de televisión y talleres impartidos en el mismo centro penal.
La joven decidió participar de la competencia convencida de que puede ser una gran oportunidad para su futuro y para brindarle una mejor vida a su pequeña hija. Asegurando que la cocina es la opción que escogió para reinsertarse en la sociedad.
Y, por último, la “hermana” Mónica Araya, una religiosa proveniente de Buin, y que se desempeña como directora de la Casa de Caridad de la Obra de Don Orione, además de ser profesora de Educación Diferencial.
Mónica señaló que su amor por las artes culinarias nació gracias a su abuelita que le enseñó repostería, conocimiento que ahora comparte con las niñas en situación de riesgo social que viven en la casa de acogida.
La religiosa también contó que su gran motivación para entrar al programa, es cumplir su sueño de ampliar el Hogar, para que las menores gocen de mayor comodidad.
