Para nadie es un misterio que los elencos de teleserie están compuestos por actores protagónicos, otros secundarios y un tercer grupo de artistas esporádicos que juega breves pero fundamentales papeles en TV.
Ese es el caso de un personaje cuyo nombre podría no serte familiar, pero que de seguro has visto en más de alguna oportunidad en la pantalla chica.
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Nos referimos a Hugo Vásquez Stom, actor de teatro, cine y televisión que a sus 47 años ha desarrollado una extensa carrera. Sin duda, es un rostro reconocido por muchos, ya que desde su irrupción en la pantalla chica ha participado en más de 60 producciones.
Entre ellas destacan El Circo de las Montini, Machos, Purasangre, 16, 17, Los Treinta, Floribella, Alguien te Mira, Los Pells, El Laberinto de Alicia, Lola, Peleles, Los Carmona, Vuelve Temprano, Secretos en el Jardín y El Camionero, entre muchas otras. Además, ha formado parte de populares comedias como La Nany, Casado con Hijos y Mi Bella Genio.
Sin embargo, recientemente se ha vuelto un rostro recurrente para los espectadores, ya que participa en tres programas que son todo un éxito de rating: Perdona Nuestros Pecados, donde interpreta al doctor Leonidas Concha, que internó a Estela (Patricia Rivadeneira) en el psiquiátrico; Verdades Ocultas, donde personifica al alcalde; e Irreversible, donde protagonizó el capítulo ‘El Dentista’.
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En conversación con Página 7, Vásquez nos contó detalles sobre su carrera profesional y personal, destacando sus inicios en la actuación y su carrera como especialista en óptica, la cual desempeña en paralelo a la actuación.
¿Cómo llegó al mundo de la actuación? ¿Fue de casualidad, estudió otra carrera con anterioridad? ¿Siempre quiso incursionar en este rubro?
Durante toda mi infancia fui una persona muy tímida, pasaba la mayoría de mis horas encerrado en la biblioteca. Fui buen alumno, de pocos amigos y siempre quise estudiar ingeniería, nunca supe por qué, tal vez porque me gustaba inventar cosas pero era pésimo para matemáticas. Primero medio fue un año muy especial ya que estuve conociendo distintas áreas del conocimiento. Llegué a estar en muchas academias a la vez en mi época escolar, ciencias, arte, coro, música antigua, manualidades, computación, vóleibol y, por supuesto, teatro donde me sentí en mi salsa.
Finalmente opté por estudiar ingeniería, carrera que detesté. Luego me cambié a teatro, donde estuve un año en la escuela Imagen y, paralelamente, como una forma de asegurar mi futuro y estabilidad, comencé a estudiar óptica, una carrera técnica que daba exámenes libres en esa época y que estaba muy ligada a mi familia ya que un tío muy querido se ha dedicado toda su vida a esa área.
Durante muchos años me dediqué solamente a la óptica y como contactólogo. Una vez que me independicé, por esos azares de la vida, fui llamado para hacer un reemplazo de última hora en una obra del Teatro Providencia, hoy Nescafé de las Artes, y desde ese entonces nunca más deje de actuar.
¿Qué papeles y/o teleseries en las que ha estado recuerda con más cariño?
Recuerdo con mucho cariño mi trabajo en Purasangre, donde intérprete a un delincuente de poca monta llamado ‘El Cachulo’, y hasta el día de hoy en TVN me dicen así. Fui llamado solamente para un capítulo, sin embargo, terminé haciendo muchos otros.
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También recuerdo El Circo de la Montini, donde tuve que hacer una escena de cura y mi parlamento era de solamente tres líneas. Mientras caminaba rumbo a Chilefilms, se me ocurrió improvisar un sermón que memoricé por si acaso. El tema es que mientras grabamos Vicente Sabatini, el director, me solicitó alargar el parlamento ya que tenía que desarrollar un poco más la escena. Obviamente, como ya la tenía preparada, salió increíble y todos los actores -incluido el coordinador de piso- pensaban que yo era sacerdote de verdad. Incluso, hablaron conmigo para bautizar un bebé, jajajá.
¿Qué ha sido lo más difícil que le ha tocado hacer en TV?
Cuando uno ha sido toda su vida un actor secundario, se hace duro entrar en producciones que habitualmente han comenzado, no recibir el contexto general de las historias y tener que rápidamente entender la escena y tu relación con otros personajes. Rara vez te dan mucha información y diría que lo más difícil es acoplarse a un equipo que ya tiene rodaje.
¿Qué ha sido lo más satisfactorio?
Hay actores que no les gusta verse en televisión. A mi sí, soy muy crítico, no siempre me gusta lo que hago pero cuando logro emocionar o logro transmitir un sentimiento me siento increíble. Es como el aplauso en el teatro. A veces es un momento, una escena, pero cuando se logra es fabuloso.
Usted forma parte de algunas de las teleseries y series más ovacionadas del momento, como Perdona Nuestros Pecados e Irreversible, ¿qué significa para usted integrar los elencos de estas superproducciones?
Me da un poco de pudor. Dentro del proyecto total lo que uno hace es sólo una parte, hay mucha gente haciendo papeles increíbles y un equipo técnico que realmente se luce. Como actor trato de estar a la altura y estoy seguro que lo logro. Pero no puedo negar que me siento muy orgulloso de poder participar de todos estos proyectos. En Chile hay miles de actores esperando una oportunidad y el hecho de que te consideren te llena de satisfacción.
¿Cómo ha sido trabajar con grandes actores, como Álvaro Rudolphy, Paola Volpato, Patricia Rivadeneira y Héctor Noguera, entre otros?
Los cuatro actores que me nombras son increíblemente talentosos, los conozco hace muchísimos años y merecen toda mi admiración. Es imposible no observarlos, analizarlos y tratar de tomar un poco de la experiencia que ellos tienen frente a las cámaras. El no apurar los textos, el manejo de las pausas, la mirada, el tiempo y la verdad, a veces reemplazar un texto por una mirada o un silencio.
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¿Ha tenido mayor reconocimiento en la calle producto de estos trabajos?
La gente es cariñosa y eso se agradece y se respeta. A veces me gustaría que fuesen más críticos con lo actoral y no tanto con si te ves más joven o más viejo, gordo o flaco, pero en general el reconocimiento es positivo. Soy suficientemente conocido como para recibir lo bueno de la gente y no sentir el peso de un rostro.
¿Le han ofrecido alguna vez un papel más protagónico? ¿Cuál sería su rol ideal, si le ofrecieran uno este tipo?
No, la verdad es que no, y a estas alturas de mi vida no es un tema, aunque estoy seguro que lo que viene será todavía mejor. Me siento más maduro, más tranquilo y menos ansioso, lo cual en la actuación solamente da buenos frutos. Me encantan los papeles de villano y los de comedia.
¿Cuál es el mejor consejo que le ha dado un colega actor, que lo ha acompañado durante toda su carrera?
Nunca he podido olvidar un consejo que me dio don Luis Alarcón: cuando entres a una escena, por pequeño que sea tu papel, no apures… Entra, pasea la mirada y di tu parlamento. Todas las miradas van a estar puestas en ti y vas a generar tensión.
¿Tiene algún otro trabajo paralelo a la actuación?
Soy óptico y contactólogo y tengo un local en Providencia. Amo mis dos trabajos y no cambiaría uno por otro por nada del mundo. El éxito de mi vida es justamente tener dos pegas tan diferentes que me mantienen muy entretenido en lo que hago. Me gusta mucho el contacto con la gente y, definitivamente, la actuación te da muchas herramientas para relacionarte: empatía, saber escuchar, saber observar, disciplina, trabajo en equipo, etcétera. Tengo la suerte de tener un equipo increíble de gente trabajando conmigo que me permiten moverme, actuar con tranquilidad y a la vez mantenerme en contacto con mis clientes.
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¿Está casado, tiene hijos, cómo compatibiliza su carrera con la vida familiar?
Sí, soy casado con una mujer increíble. Tengo cuatro hijos de 14, 16, 28 y 30 años y un nieto de 10 años. Esporádicamente me toca trabajar los fines de semana cuando hago teatro en las noches, en esas ocasiones trato de tomarme días libres en la semana para compensar mi tiempo con ellos. Soy un tipo muy casero, me gusta dedicarle tiempo a estar en mi casa, salir a comer con mi señora, con mi familia o con mis amigos, recibir amigos y familiares en mi casa. También amo la música, tengo un grupo de amigos con el cual nos juntamos a improvisar y hace cinco años estudio piano.
Me considero un hombre de familia, afortunado y exitoso. He logrado cumplir la mayoría de mis metas en la vida. Tengo conmigo a mis amados padres, a quienes debo lo que soy, mis hermanos, mi esposa y compañera de aventuras, mis hijos y mi nieto, de los que me siento muy orgulloso, y una gran familia.
Tengo dos trabajos que amo y respeto… ¿Qué más se le puede pedir a la vida?