Anahí Vega es la hija de 21 años de Yasmín Valdés, quien además de estudiar Derecho, está dedicada a cultivar su cuerpo de manera intensa y cuyos resultados compartió en su cuenta de Instagram.
Cuando estaba en colegio practicaba hockey y voleibol, y como ella misma señaló, “hasta ahí tenía un cuerpo normal, era flaca y curvilínea”.
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El cambio más notorio lo mostró en la plataforma de las instantáneas, donde publicó una fotografía de su tonificada espalda junto a un potente mensaje: “Espalda de mujer. Quizá muchos opinen que una mujer musculosa es poco femenina, pero les digo que me importa una mierda. No voy a mentir, he pasado por un proceso de inseguridad con la transformación de mi cuerpo desde que entreno mucho (…) Nunca tuve como meta cambiar mi cuerpo, siempre me he sentido cómoda en todos sus estados y era obvio que ponerme a entrenar más me llevarían a un cambio inevitable”.
Anahí mide 1,62 y pesa 53 kilos, y según ella, “cuando entrenaba para el colegio era eso nada más, nunca levanté pesas o hice otras cosas. En septiembre del año pasado entré a hacer crossfit y de inmediato empecé a bajar grasa, de 19% bajé a 17%. Luego me cambié de crossfit a just fitness y ahora estoy en un 15% de grasa ,entrenando 8 o 9 horas semanales con un descanso de dos días“, explicó a LUN.
“Ahí empecé a levantar peso y me di cuenta que soy buena en eso, también mejoré la técnica en poco tiempo. Mi cuerpo se fue haciendo más firme. Mis brazos crecieron mucho más en tres meses de full entrenamiento. Yo antes era de los brazos flacos y bueno, está el tema de la espalda que se me fue ensanchando”, puntualizó.
Pero no fue un proceso fácil, ya que según la joven, al principio estaba preocupada de quedar “muy ancha” y en redes sociales le preguntaban si no tenía miedo de quedar como un “tanque”. “Cuando uno tiene un cambio corporal importante te genera un proceso de readaptación en donde uno tiene que volver a identificarse con quien está viendo en el espejo. Tuve dudas, pensé que quizá estaba exagerando con el entrenamiento, pero al final acepté que mi cuerpo está distinto”, expresó.
Con todo el cambio, también le bajó el busto, pasando de talla D a B e incluso A. “La pechuga es grasa y si bajo el porcentaje de grasa se va yendo la pechuga”, dijo.
Pero además, junto con el ejercicio Anahí hizo un cambio importante en su dieta, pasando de la comida chatarra a un régimen muy estricto y de acuerdo a su metabolismo.
Así, incluyó el jamón, huevo y pan al desayuno; un yogur de proteína más avena a media mañana. El almuerzo incluye muchas ensaladas más una porción de carbohidratos integrales y 150 gramos de proteína. Después de entrenar toma un batido de proteína más ensalada y otros 150 gramos de proteína.
¿Cómo le cambió la vida?, Vega contó que actividades como llevar muchas bolsas de supermercado, subir escaleras o correr a tomar la micro son cosas que ahora se le hacen muy fáciles. “Además que después de levantar las pesas cuando las sueltas piensas, ‘si pude levantar todo este peso, soy capaz de conquistar el mundo'”, detalló.