Sigrid Alegría conversó con Angélica Castro a través del Instagram Live de Revista Velvet, donde se refirió a sus inicios en teatro y de un comentario de un profesor que la marcó pero no le impidió continuar en este camino.
“Yo no elegí mucho ser actriz. La vida me atrapó en esa volada. Cuando salí del colegio no sabía para qué era buena. Siento que no era buena para nada. Los 14 ramos que me presentaron, ninguno me gustó mucho y mi déficit atencional era más o menos importante. Entonces, siempre salvé”, comenzó contando.
La actriz, a quien hoy vemos en Yo soy Lorenzo de Mega, también contó que como sí era buena en matemática, pensó estudiar ingeniería, pero su mamá le aseguró que ella era artista.
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El problema que encontró Sigrid era que -según le dijo a Angélica- “para ser artista hay que tener patas” y ella es muy “sensible a la crítica. Me dolía. Me cuesta aceptar equivocarme. Hoy ya no. Pido disculpas y ya está. Trato de arreglarla. Pero en esos años no me gustaba equivocarme”.
“Entonces mi mamá me dice ‘tómate un año sabático, piénsalo ¿Y por qué no haces un taller de teatro?’”, a lo que Alegría le contestó que quería “tener hijos, quiero tener una casa, me quiero comprar un auto, quiero viajar y no sé si soy tan buena para tener esos regalos pagados con mi arte. Y no sé si me gusta tanto, porque tienes que tener pasión”.
Hasta que se decidió e ingresó a un taller en el club de teatro de Fernando González. “Me dijo que yo era una persona horrible, espantosa arriba del escenario, que era una mujer vacía”, relató.
Asombrada por estas palabras, Castro le preguntó: “¿Cómo te puede decir algo así un profesor o un maestro? ¿De qué estamos hablando? Tú no le puedes decir algo así a alguien que quiere aprender y que tiene las ganas. Uno tiene que ser responsable al momento de educar”.
“Sí. Sin embargo, me pasó algo con mis compañeros. Mis compañeros dijeron ‘este caballero se fue en volada’. Me sentí apoyada de nuevo y me gusta ser porfiada y rebelde. Cuando me dijeron ‘no’, yo dije ‘sí’”, recordó Sigrid.
Por este motivo, dio el examen para estudiar en la escuela de Gustavo Meza. “Dije ‘voy a probar’. No me pedían la Prueba de Aptitud Académica, que no me atreví a darla, porque en esa época se publicaban. Me dio vergüenza y no la di. Y en la escuela de imagen te pedían cuarto medio dado. Hice el examen de admisión, quedé. Y en las vacaciones, el gran Gustavo Meza me invita a ser parte de su compañía, que eran puros actores profesionales salidos ¡Fue impactante!”, cerró.