El retorno a las pantallas de TVN de Mea culpa, ha sido todo un éxito para la señal estatal, la cual ya ha probado en otras oportunidades poner a la medianoche los antiguos episodios del programa.
De hecho, el espacio televisivo ha estado en boca de todos las últimas semanas, luego que se conociera que el único imputado en el caso de Ámbar Cornejo, Hugo Bustamante, había sido parte del programa, y que era conocido como “El asesino del tambor”.
Ante todo este panorama, las personas fanáticas del programa crearon un grupo de Facebook, donde comparten capítulos y comentan semana a semana los casos policiales, mismos que durante el pasado lunes gestionaron una entrevista con Carlos Pinto a través de Zoom.
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Allí, el mítico conducto del espacio entregó una serie de detalles que ocurrían tras bambalinas, aunque se extendió en el tema de sus apariciones, siendo las más recordadas, aquellas que como televidentes nunca vieron venir.
En entrevista con LUN, Pinto manifestó que su aparición en el programa nació para intentar equilibrar el programa, ya que la gente podría encontrarlo demasiado violento.
“En ese momento trastocamos varios mitos de la televisión al mostrar gente común y corriente, incluso fea, y exponer crímenes. El director del canal en ese momento (Jorge Navarrete) me expuso que el programa podía ser muy violento y que era necesario explicarle a la gente que eran recreaciones en función de una entrevista final”, explicó.
Por ello, también el director solicitó la participación de Cecilia Serrano tras cada episodio, donde se conversaba con expertos en psicología y abogados, pero “cuando esto empezó a quitar rating, se sacó”.
Grabaciones
Consultado cómo eran las grabaciones donde aparecía de repente, Carlos Pinto comentó que al inicio “a los actores les daba pudor. Yo lo que pedía era que todos los movimientos en la escena fueran mínimos para que no distrajeran, que no quitaran protagonismo al conductor. Pero después se empezaron a quedar quietos, como que se congelaban. Yo dejaba que se expresaran como ellos quisieran”, dijo.
“El hecho de que yo apareciera era para romper la magia y con eso la gente se daba cuenta que esto no era verdad, aunque también percibía que era el instante en que el destino se iba a cumplir en desmedro de la víctima. A los dos años quise sacarlo (el recurso de irrumpir), pero la gente tenía poder sobre el programa y pidió que no lo hiciera”, contó.
Finalmente, el conductor aseveró que los chascarros eran pan de cada día al grabar esas escenas. “En un par de ocasiones me encontré con algunas actrices que no aguantaron la risa. Una vez tuvimos que parar la grabación porque cada vez que llegaba ese instante, la actriz soltaba un ataque de risa. Obviamente no la retamos, pero tuvimos que hacer un alto, ir a almorzar y retomar más tarde. Nos pusimos de acuerdo en que cuando yo saliera todos nos reiríamos para relajar”, cerró.