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Entretención

Betty la fea, la historia continúa: 20 años para el triunfal regreso de nuestra fea favorita

Escrito por:   Valentina Pizarro

betty la fea el regreso

Amazon Prime

El viernes, Amazon Prime Video estrenó los dos primeros capítulos de Betty la fea, la historia continúa, y tiene todo lo que le podemos pedir de una teleserie colombiana.

"Dicen que solo hay dos cosas seguras: la muerte y los impuestos. El misterio es cuál duele más", es lo primero que dice Betty mientras nos muestran que llega a un funeral.

Mientras sucede el entierro del papá de Armando, nos enteramos de todo lo que ha pasado en los últimos 20 años dentro de la ficción, en cortos y divertidos diálogos de los personajes de la primera versión.

Armando y Betty están separados, Margarita falleció, al igual que la mamá de nuestra protagonista, Patricia está casada con un hombre mucho mayor y cada trabajador de Ecomoda que queda, tiene la misma personalidad que recordábamos.

Sin embargo, la empresa está por quebrar, y del 'cuartel de las feas' solo quedan Sandra y Bertha.

Luego, llega Camila (o Mila), hija de Armando y Betty, quien estuvo varios años en el extranjero y, según muestra sin una pizca de disimulo, su madre ni siquiera le cae bien y la trata casi como a una desconocida.

El drama de Betty y Armando

El drama comienza cuando el padre de Armando, quien era dueño de Ecomoda, deja estipulado en su testamento que Armando, Camila y Betty se quedarán con un tercio de las acciones de la empresa cada uno, pero que esta última debe aceptar volver a la presidencia... algo que ella rechaza.

La cosa es que hace un par de años, Betty vio a Armando conversando con Marcela. Bueno, conversando no, vio un beso entre ambos que malinterpretó, porque en realidad fue la ex de su marido quien se arrojó a sus brazos sin que él pudiera reaccionar a tiempo.

Así fue como ella decide irse de la casa y separarse. Porque claro, como buena teleserie colombiana, algo que se podía arreglar con una simple conversación, se convierte en algo tremendo y sin vuelta atrás. Excelente.

En el presente, las cosas no mejoran para Armando, porque después de la reunión, él le dice a su esposa que la ama y hasta se dan un apasionado beso en el ascensor, pero al salir, una mujer salida de Dios sabe dónde, saluda a Armando ¡con un beso! ¡Y le dice hola, mi amor! Así que Betty, nuevamente, se enoja y se va.

Camila, Betty y Ecomoda

Como si la vida de Betty no fuera lo suficientemente complicada, su hija se enoja con ella por no aceptar la presidencia de Ecomoda, le dice egoísta y que nunca se preocupó por su familia.

Así que la joven (que destaco es realmente parecida a Betty y Armando), va al taller de Hugo Lombardi para crear nuevos diseños. Allí, conoce a Jefferson, nieto de Inés (que en paz descanse), quien trabaja con Hugo.

Pero Mila modifica uno de los vestidos y enoja al diseñador, quien la echa del taller. Por supuesto, ella, con aires de grandeza, se va a quejar con Ignacio, el nuevo hombre de confianza de Marcela. Pero él le pone los pies en la tierra. "¿A quién le has ganado? ¿Crees que por ser hija de los dueños puedes hacer lo que quieras? Nunca has paleado ripio, bájate de la nube". Bueno, no le dice eso exactamente, pero se escuchó algo así.

El regreso de Betty, la fea

Ya que todo en su vida está de cabeza, Betty lee una carta de su difunta madre y recuerda sus inicios. Es por eso que, cambia su estilo moderno y de mujer emprendedora y vuelve al flequillo, los lentes y la ropa de señora.

Todo el mundo se sorprende, pero se acostumbran rápido. Le pide el divorcio a Armando y tiene una conversación con su hija, donde la joven vuelve a recalcar que nunca se preocupó por ella, porque su vida era la empresa. Pero ahora que Mila necesitaba que Betty fuera presidenta, no le cumplía su deseo.

Así que, finalmente, nuestra querida protagonista acepta ser presidenta, dejando boquiabierta a Marcela, quien, al parecer, tenía todo planeado para ser la mandamás. Su hija salta de alegría y Armando se impresiona de su decisión.

Y así termina el segundo capítulo, dejando una bonita sensación de querer más y ojalá que Betty vuelva a ser feliz. Porque hace 20 años, nos vendieron esa idea, y ahora que somos mucho mayores, nos recuerdan que la vida no tiene final, que sigue y no siempre es como queremos.

Pero bueno, siempre podemos volver a empezar.