Tras ser eliminada de Gran Hermano, Mónica Ramos conversó con Página 7 sobre su experiencia en el encierro, pero también sobre sus intenciones de volver a trabajar como vendedora en la feria libre de La Florida, esta vez con una licencia otorgada por la municipalidad.
Recordemos que, incluso dentro de la casa, la mujer manifestó sus intenciones de hablar con el alcalde Rodolfo Carter para obtener un permiso que la deje instalarse legalmente a ofrecer sus productos.
“Voy a hablar con él porque me interesa tener ese permiso. Yo voy a seguir trabajando igual, porque es mi vida y eso me mantiene bien“, confesó.
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“Llegan muchos abuelitos que no toda la gente tiene paciencia de atenderlos, y yo sí la voy a tener siempre con ellos, con amor y cariño. Si usted quiere probarse todo lo que tengo ahí, usted sabe, yo le doy el tiempo. Incluso los invitaba a sentarse y qué sé yo”, explicó la mujer de 77 años.
“Ese contacto con el público yo lo echaría de menos”, añadió, detallando que ese es el motivo por el que no quiere dejar de trabajar.
Tras salir de Gran Hermano: Mónica analizó su vitalidad a los 77 años
Ya cuando entró a Gran Hermano (el 18 de junio pasado), Mónica fue confirmada como la participante más longeva que ha ingresado a un formato de reality. Por lo mismo, aseguró sentirse un referente para las personas de la tercera edad, y para las mujeres en general.
“Siempre les voy a estar diciendo que se atrevan a hacer lo que sientan ellas, que no se detengan por vergüenza ni por nada, porque la edad no es un problema”, destacó.
“La edad de repente puede ser, en su mente, encontrarte que ya no sirves. Yo no, al contrario, me encuentro capaz. Y si no hubiera habido esos problemas, yo habría seguido ahí adentro igual”, concluyó, refiriéndose a los conflictos que marcaron su última semana dentro de la casa, y la llegada de nuevos participantes.
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