El hombre, que no fue favorecido con un techo sólido, pero sí con una figura agraciada, se vale de su cuerpo y su galantería para convencer a damas solitarias de pasar una noche con él, pero en los domicilios de ellas.
Se trata de Joe, un vagabundo de 26 años que pasa sus días en las calles de Manhattan pidiendo dinero, que destina para ropa y artículos para destacar su imagen. Cuando la jornada es buena, el hombre se hace hasta 150 dólares, unos 90 mil pesos chilenos.
Al llegar la noche y el frío comienza a acechar las avenidas de la ciudad estadounidense, Joe saca partido a su figura y le busca conversación a distintas mujeres que pasan cerca de él. Si las presas pican el anzuelo, él termina durmiendo con las damas cómodamente en sus casas. Eso ocurre en promedio cuatro veces a la semana.
Además, según detalla el diario español ABC, el joven afirma que intenta cuidar su imagen para no parecer un mendigo, pero más que apariencia, se trata de un tema de actitud.