Es común el chiste de que un hombre resfriado se queja como si se fuera a morir, mientras que una mujer en quimoterapia sigue con su vida de manera normal. Y si a eso se le suma la capacidad de las féminas para soportar un parto durante horas, crece aún más la idea de que son unas expertas soportando el dolor.

Sin embargo, un estudio de la Universidad de Málaga llegó a cuestionar lo que dábamos por sentado. Investigadores españoles decidieron analizar las diferencias entre hombres y mujeres cuando se trataba de expresar un dolor crónico. Para lograr esto, observaron a 400 pacientes (190 hombres y 210 mujeres) que estaban siendo atendidos por un dolor crónico en la columna.

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Finalmente, concluyeron que la tolerancia al dolor no es una cosa de género, sino que dependerá de la resilencia de la persona, o sea, la capacidad de sobreponerse a situaciones adversas. Es esta característica la que determinará si lo soportarán… o si se volverán locos quejándose.

Stefan Neuweger (cc) | Flickr
Stefan Neuweger (cc) | Flickr

“Las personas más resilientes tienden a aceptar su dolor, esto es, a entender que su dolencia es crónica y dejar de centrar sus esfuerzos en conseguir que el dolor desaparezca para volcar su energía en lograr una vida más satisfactoria” explicó al portal ABC España Sinc Carmen Ramírez-Maestre, principal autora y líder de esta investigación.

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Luego añadió que “los pacientes que lo aceptan, manifiestan percibir una menor intensidad de dolor, tienen un mayor nivel de actividad diaria y un mejor estado de ánimo”.

Los resultados fueron publicados en “The Journal of Pain” (La Revista del Dolor), donde sentenciaron que los pacientes que tenían un mayor miedo al dolor fueron los que experimentaron mayores niveles de ansiedad y depresión.

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La única diferencia descubierta fue que “sólo en la muestra de varones, dicho miedo (al dolor) se relaciona con una mayor intensidad de este, siendo esta la única diferencia encontrada en función del sexo del paciente”, puntualizó la autora.