Las violaciones a estudiantes se han convertido en una triste constante en las universidades estadounidenses y de los países europeos. Los enormes campus y poco vigilados dormitorios son el escenario de estas agresiones, que muchas veces no son sancionadas por los mismos planteles, dejando indefensas a sus víctimas.
Este fue el caso de Hannah Stubbs, de 22 años, quien habría sido atacada sexualmente por otro estudiante en su primer año en la Universidad Keele. La investigación de su caso avanzó tan lentamente durante 6 meses, que finalmente la bella joven tomó una trágica decisión: se quitó la vida.
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Su abuelo, Peter Stubbs, declaró al medio británico Metro que la joven se había sumido en la depresión tras la violación y que la universidad había fallado en ofrecerle el apoyo necesario, ya que ni siquiera suspendieron al supuesto violador y Hannah no pudo soportar la idea de que seguía libre por el campus, por lo que no volvió a su curso de Fisioterapia.
Su misma madre compartió la trágica noticia en su cuenta de Facebook: “Con gran tristeza anunciamos que nuestra bella niña Hannah murió en su casa la tarde del sábado, tras un largo periodo batallando contra la depresión. Queríamos darle el mundo, pero ahora Dios le ha dado el cielo”.
Desde la policía declararon que existían oficiales especiales a cargo del caso y que la habían derivado a una consejería mientras avanzaba la investigación. Desde la universidad declararon que estaba profundamente tristes por su muerte y que seguirán trabajando con las autoridades y profesionales para poder dar un apropiado apoyo a nuevos casos.