La vida de la australiana Jodi Cahill cambió drásticamente luego que recibiera una reveladora carta de su madre, hace cuatro años atrás.
34 años tenía Jodi cuando se enteró, a través de un papel, que tanto ella como su madre, compartían el mismo padre. La mujer aseguró al medio inglés Daily Mail, que su mamá prácticamente le dijo “es hora de que te cuente la verdad sobre tu padre…tu y yo compartimos el mismo”. Ante tamaña confesión, quedó en shock.
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Cahill supo que su madre había sido violada por su padre a punta de amenazas con pistola, luego de varios años de abuso.
“Jodi, tu y yo compartimos el mismo padre. A muy temprana edad sufrí abuso de todas las formas posibles de parte de nuestro padre. La noche en que fui brutalmente violada y quedé embarazada, la recordaré por el resto de mi vida“, fue parte del mensaje de la carta.
Esta confesión, ayudó a Jodi a enterar por qué su madre era tan fría con ella, tanto que fue criada por su abuela divorciada, y una vez, incluso, amenazó con matarla con un revólver.
“Yo siempre pensé que ella estaba enferma mentalmente y era su forma de tratarme, simplemente no entendía nada de eso“, señaló la mujer, agregando: “Debió haber sido horrible para ella tener que verme todos los días como un recordatorio. Todo tiene sentido ahora“.
Su madre sufría de estrés post-traumático, y eso explicaba su trato hacia Jodi, sin embargo, con el tiempo logró manejar sus emociones negativas y asumió que de todo ese gris episodio, nació Jodi como algo bueno.
No obstante, el enterarse de esta verdad no fue igual de liberador para Jodi, pues además de la sorpresa y la rabia que le generó la noticia, la australiana intentó suicidarse tirándose de un puente.
En vez de enfrentar el tema, Cahill se refugió en el trabajo y desarrolló una anorexia que la hizo perder 34 kilos. “Cuando me sentía vacía, me sentía bien. Solo me concentraba en cómo vaciar mi estómago, lo que resulta un tanto irónico“, señala.
Su anorexia se volvió tan severa que terminó internada en el hospital por cuatro meses y siendo alimentada por una manguera.
Actualmente está recuperada, y asegura que decidió no ser una persona consumida por un desorden alimenticio, sin embargo, continúa lidiando con el trauma que marcó su historia de nacimiento. Sabe que le queda un largo camino aún, pero quiso compartir su historia para ayudar a otros que estén pasando por lo mismo, a que no caigan en otros trastornos que solo empeorarán el cómo se sienten.
“Todo tiene que ver con tu forma de pensar. Puedes tener a los mejores doctores y a los mejores amigos, pero si no odias la anorexia más que cualquier otra cosa que odies de ti mismo, no te golpeará“, remata.