Para Adrian Bayford su vida cambió completamente tras ganar la lotería y hacerse millonario, pues él y su esposa se adjudicaron 186 millones de dólares. Sin embargo, como dice el dicho: ‘el dinero no hace la felicidad’.
Y es que en su momento la familia se mostró bastante unida y sólida cuando los medios de comunicación los mostraron como las personas más suertudas del mundo, pero ‘las apariencias engañan’ porque meses más tarde Adrian y Gillian se divorciaron.
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Jamás se supieron las razones de su separación, pero sí se supo que la pareja se repartió la fortuna equitativamente. Por su parte, tiempo después Bayford comenzó una vida amorosa nueva junto a una joven 17 años más menor que él llamada Samantha Burbidge, a quien conoció en un pub.
De acuerdo a The Sun, el amor fue a primera vista y tras unas intensas vacaciones en las islas Maldivas, ambos decidieron irse a vivir juntos. El hombre llevó a su nueva amante a vivir a una millonaria mansión para que ella disfrutara de su máxima pasión: los caballos.
Pero eso no fue todo, ya que gastó millones y millones para comprar 30 caballos pura sangre para que la joven los entrenara. Pero al parecer los regalos y el dinero no fueron necesarios para retenerla a su lado, ya que las cosas entre ambos no comenzaron a ir muy bien y ella decidió irse por un tiempo a la casa de sus padres.
Sin embargo, después de unos meses volvió a la mansión junto a Bayford para después darle la peor sorpresa de su vida. Y es que tras un viaje a Escocia, para ir a ver a sus hijos y a su ex esposa. La joven de 17 años menos decidió dejar la casa, pero esta vez no con las manos vacías, pues se llevó con ella los 30 pura sangre, un auto y los perros.
Cabe señalar, que de acuerdo a amigos cercanos del británico, una de las cosas que más lamentó fueron sus perritos.