Katie Page es una mujer estadounidense que vive en Colorado y que por problemas de fertilidad tuvo que recurrir a la adopción para poder convertirse en madre.
Sin embargo, su vida tuvo un vuelco luego que una asistente social le informara que en el hospital local había un bebé que esperaba por una familia, por lo que ella de inmediato comenzó el proceso de adopción.
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En ese entonces, el pequeño Grayson solo tenía cuatro días y su madre biológica perdió la patria potestad sobre él, por lo que Katie se convirtió en su mamá legal.
Pero ella quería otro hijo, aunque su intención era esperar al menos dos años, sin embargo, el destino le tenía nuevamente una sorpresa. Resulta que otro trabajador social la llamó para informarle que una bebé necesitaba un nuevo hogar ya que se trataba de un caso grave de abandono, consignó ABC News.
Finalmente, ella cambió sus planes y decidió adoptarla aunque primero de manera extraoficial, para después pasar a ser su madre adoptiva gracias a que la justicia le otorgó la tenencia de manera definitiva. En ese momento Grayson tenía un año.
La pequeña fue bautizada como Hannah y al percatarse que aún llevaba en su muñeca el brazalete de identificación que les ponen en el hospital, se dio cuenta que tenía escrito el nombre de su madre biológica, que coincidía con el de la progenitora de Grayson.
Primero pensó que era una simple casualidad, ya que los bebés no se parecían, pero al revisar los documentos se dio cuenta que la fecha de nacimiento de la mamá de Hannah también era la misma.
Con esta información, Katie se contactó con la mujer para coordinar un encuentro. Finalmente Hannah y Grayson eran hermanos y una prueba de ADN lo confirmó. En ese instante Page pensó que si ella no los hubiera adoptado, probablemente nunca se habrían conocido.