Fue uno de los casos más dramáticos de violencia infantil ocurridos en Estados Unidos en la década del 70. Debido a su gravedad, logró captar la atención pública y científica.
Una niña llamada Genie Wiley pasó toda su infancia encerrada en una habitación, aislada y maltratada por su padre durante más de una década.
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Luego, cuando fue descubierta a sus 13 años, fue sometida a innumerables estudios y derivada a distintos hogares de menores de edad.
Además, no podía hablar ni caminar, tenía una evidente desnutrición y pesaba solo 26 kilos, consignó el documental El secreto de la niña salvaje que recoge su historia.
El terrible caso salió a la luz el 4 de noviembre de 1970, luego de que un trabajador social descubriera a la pequeña, después de que su madre huyera con ella en busca de ayuda.
Investigaciones posteriores revelaron que la niña había pasado la mayor parte de su vida en esa habitación, a menudo atada a una pequeña silla.
Los hechos
La vida de la familia Wiley se desarrolló en un tranquilo barrio residencial de Temple City, en California. El padre de Genie, Clark Wiley, creció en hogares de adopción y sirvió para su país en la Segunda Guerra Mundial.
Se casó con Irene Oglesby, quien era 20 años menor. Pese a que el hombre no quería tener hijos, Irene tuvo cuatro bebés, de los cuales dos murieron poco después de nacer.
De acuerdo a The Mirror, luego llegó un tercer chico al que llamaron John, y cinco años más tarde nació Genie (bautizada así por las autoridades), a la que no le pusieron nombre.
Clark, creyendo que padecía algún tipo de retraso mental, la encerró en una habitación, separándola de su madre casi ciega y su hermano. Tenía un poco más de un año de edad.
Descubrimiento del caso
Cuando la niña cumplió trece años, su madre decidió huir junto a ella. Se presentaron en las oficinas de asistencia social de Los Ángeles, donde se percataron que la adolescente no podía hablar ni caminar, además, usaba pañales y pesaba 26 kilos.
Alertaron a las autoridades y Clark fue acusado de abuso infantil. Un día antes de presentarse ante la Corte, el hombre se suicidó. Eso sí, dejó una nota en la que decía: “El mundo nunca lo entenderá”.
Caso de análisis
Genie fue trasladada al hospital de niños de Los Ángeles y de inmediato pediatras, psicólogos y lingüistas solicitaron examinarla, informó The Guardian.
Afirmaban que su caso era una oportunidad única para analizar el desarrollo del cerebro y el habla.
De hecho, el Instituto Nacional de Salud Mental estadounidense (NIMH) donó fondos para la investigación y, a partir de 1971, se utilizó a la niña como caso de estudio sobre las consecuencias del aislamiento.
Actualmente Genie tiene 64 años y se encuentra en una institución de cuidado para adultos en Los Ángeles.