Hace unos días, Netflix anunció que prepara una nueva película llamada The Good Nurse (El Buen Enfermero), que será protagonizada por Jessica Chastain y Eddie Redmayne.
Esta cinta contará la historia de Charles Cullen, un enfermero condenado a 11 cadenas perpetuas por haber matado a más de 300 pacientes, que estaban bajo su cuidado.
Ahora bien, ¿qué llamó la atención de la compañía de streamig para llevar este caso a su plataforma? Aquí en Página 7 te la contamos.
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La vida e infancia de Charles Edmund Cullen estuvo marcada por los traumas: primero, creció sin su padre, ya que falleció cuando tenía siete meses.
A los 9 años, consumió unos químicos del laboratorio de su escuela. Esa sería la primera de al menos 20 oportunidades, en las que intentó quitarse la vida.
A los 17, murió su madre, y se enlistó en la Marina de Estados Unidos, donde permaneció seis años. De ese tiempo, en siete oportunidades atentó contra sí mismo.
Charles Cullen comienza su carrera en enfermería
Tras salir de la Marina, Cullen ingresó a la escuela de enfermería en 1987, mismo año que se casó con Adrienne Taub, con quien tuvo dos hijas.
Si bien se podría pensar que ese momento de su vida lo haría tener una estabilidad emocional, la verdad es que no fue así.
El 11 de junio de 1988 cometió su primer asesinato. Un juez ingresó al hospital de St. Barnabas por una reacción alérgica, ¿cuál fue el remedio de este enfermero? Una dosis letal de una medicina que finalmente lo mató.
Durante ese tiempo, asesinó al menos a 11 pacientes, suministrándoles falsos remedios para así terminar con sus vidas.
Ahí comenzó su crudo plan para acabar con sus víctimas: cuando los hospitales investigaban, renunciaba para llegar a otro centro médico.
A todas les aplicaba altas dosis de fármacos para el corazón o insulina, sin importar la edad de sus pacientes.
Cullen además vivió su divorcio en este periodo, por lo que debió seguir trabajando como enfermero para pagar la pensión de alimentos de sus dos hijas.
Esta fue la excusa perfecta para seguir con sus crímenes. Claro que sus planes comenzaron a arruinarse, cuando en 1998 un médico forense logró comprobar que los pacientes que morían era por medicamentos en altas dosis que no les correspondían.
Los colegas de Charles Cullen lo apuntaron a él, ya que siempre andaba con actitud sospechosa, sumado a que se escabullía por las habitaciones de los residentes.
Por si fuera poco, mientras se realizaba la investigación en su contra, mató a ocho personas más. Fue recién 2003 que se reunió la suficiente evidencia para arrestarlo.
Solo en el juicio admitió haber matado a 13 personas, pero se logró verificar su culpabilidad en 40 casos. Sin embargo, se estima que más de 300 pacientes fueron sus víctimas.
Debido a esto, se ganó el apodo de ‘ángel de la muerte’ y 11 condenas perpetuas consecutivas por sus delitos. O sea, ‘deberá estar en la cárcel’ hasta el 2403.