El papa Francisco avisó que “el chismorreo es la enfermedad más común en la Iglesia”, en la primera sesión plenaria del Sínodo de Obispos, donde animó a evitar la ideología para tratar los temas del futuro del catolicismo.

“El chismorreo es la enfermedad más común de la Iglesia. Si no dejamos que el Espíritu Santo nos cure esa enfermedad, difícilmente un camino sinodal será bueno. Al menos aquí dentro”, dijo el papa en la primera sesión del Sínodo, en el Aula Pablo VI del Vaticano.

En este sentido, animó a hablar claramente a los 464 miembros reunidos, entre obispos y laicos, de los que 364 tendrán derecho a voto, incluidas 54 mujeres por primera vez.

“Si no estás de acuerdo con un obispo, una monja o un laico, díselo a la cara, di la verdad, no con chismorreos bajo la mesa”, animó el pontífice argentino.

Esta importante asamblea de obispos de todo el mundo se reunirá este mes en Roma para abordar temas importantes para el futuro de la Iglesia, como el celibato o la bendición a los homosexuales.

Francisco defendió la importancia de tratar estas cuestiones de forma colectiva y recordó su participación en el pasado en este tipo de reuniones, instauradas por Pablo VI en 1965.

“Todavía no teníamos la costumbre de que todos deben expresarse en libertad pero lentamente, en estos casi 60 años, el camino ha ido en esta dirección y podemos llegar a este Sínodo. No es fácil, pero sí muy bonito”, sostuvo desde su mesa, junto a otros miembros.

El papa argentino argumentó que el encuentro “no es un Parlamento” ni “una reunión de amigos para resolver algunas cosas del momento o dar alguna opinión” y que el “protagonista” es el Espíritu Santo.

Por otro lado, aseguró que “la enfermedad más fea que se ve también en la Iglesia, desde siempre y también hoy, es la mundanidad espiritual”.