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Sociedad

¿Por qué el conejo pone huevos de Pascua? Experta revela la razón

Escrito por:   Camila Álvarez

DW
Conejo de Pascua

Contexto | Canva

En una charla reveladora con la Dra. Karin Bürkert, investigadora y docente en el Instituto Ludwig-Uhland de Ciencias Culturales Empíricas de la Universidad de Tuebingen, Deutche Welle desentrañó el misterioso origen del Conejo de Pascua y su inusual tarea de esconder huevos.

Desde tiempos inmemoriales, la humanidad ha tejido mitos y leyendas para celebrar y dar sentido a sus rituales y festividades. La Pascua, una festividad que combina las tradiciones de la resurrección cristiana con la celebración de la primavera pre-cristiana, no es la excepción.

Según la Dra. Bürkert, elementos como la fertilidad, la vida y la luz son centrales en esta celebración, simbolizados por el huevo de Pascua, que representa la fertilidad, la perfección, la vida y la resurrección. Pero, ¿cómo entra el conejo en esta ecuación?

¿Cuándo apareció el Conejo de Pascua?

El conejo de Pascua hizo su primera aparición en Alsacia, en la región del Palatinado y el Rin del Norte, zonas mayormente protestantes. Este personaje podría haber surgido como un elemento educativo para los niños, en el contexto de una Pascua transformada en una festividad tanto burguesa como religiosa tras la Reforma del siglo XVI.

La elección del conejo sobre otros animales como el gallo o la cigüeña para representar la Pascua es un fenómeno del siglo XX, vinculado con la comercialización de la festividad. A pesar de las variadas interpretaciones en el arte cristiano y los cuentos infantiles populares, fue la industria chocolatera la que consolidó al conejo como el portador de huevos de Pascua, un concepto que por sí mismo parece un tanto absurdo.

La Dra. Bürkert aclara este punto: no hay ninguna relación natural entre los conejos y los huevos. La historia de que el conejo pone huevos de Pascua se concibió como una manera de divertir y educar a los niños, desafiándolos a reflexionar sobre la veracidad de lo que se les contaba.

Esta tradición, más urbana que rural, contrasta con la antigua costumbre de regalar huevos reales, pan y galletas en forma de ovejitas de Pascua, alimentos que eran apreciados por su valor nutritivo y su dulzura.

Una tradición sin fronteras

El éxito mundial del conejo de Pascua se debe en gran medida a la globalización y las corrientes migratorias, que han llevado esta tradición a través de fronteras y culturas, amplificada por la publicidad y la industria sin límites regionales o nacionales.

Pero más allá de su origen y comercialización, lo que hace especial a esta tradición son las actividades que promueve: pintar huevos, inventar juegos y, en general, estimular la creatividad para comprender y celebrar las festividades cristianas y los cambios de estación.