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Sociedad

¿Por qué debieras dejar de fumar si te realizas (o no) la cirugía bariátrica?

Escrito por:   Solange Garrido

¿Por qué debieras dejar de fumar si te realizas (o no) la cirugía bariátrica?

Agencia UNO

En Chile  en los últimos años, muchas personas que viven con obesidad han optado por la cirugía bariátrica.

Ya sea mediante el bypass, la manga gástrica u otras técnicas, esto ha servido para la remisión de patologías como apnea del sueño, diabetes, hipertensión arterial, artrosis, lumbago crónico, entre otras.

Aquello abre el camino a una mejor calidad de vida. Sin embargo, uno de los cambios más relevantes y difíciles que debe hacer un paciente es dejar de fumar.

El doctor Javier Lastra, del Centro Integral de la Obesidad de Concepción, (CIOC), enfatizó a Página 7 que "en corto, nadie debería jamás fumar. No existe una dosis segura de nicotina. El tabaco produce cáncer, infartos al miocardio, accidente cerebrovascular, bronquitis, sinusitis, etc.".

"Paradójicamente, esa información casi todos los fumadores la conocen y la difunden con sus seres queridos", pero "no es fácil abandonar este vicio".

El profesional añade que en cualquier individuo, y pacientes bariátricos en particular, fumar aumenta el riesgo de reflujo gastroesofágico, úlceras y gastritis. También deteriora la capacidad cardiorrespiratoria, lo cual condiciona en parte el entrenamiento físico regular, tan necesario después de la cirugía".

Más grave aún, los fumadores tienen mayor riesgo de rehospitalizaciones, mortalidad, complicaciones respiratorias y peor cicatrización.

El doctor Lastra enfatiza en que "hay que destacar que las complicaciones disminuyen de forma significativa si se abandonaba el tabaco al menos 1 año antes de la cirugía, aunque las guías recomiendan un mínimo de 6 semanas.

Por eso  hay que despejar la humareda de mitos que hay detrás, para que los pacientes lo tengan en cuenta antes de operarse.

Los mitos más clásicos en torno a la cirugía bariátrica

1. Si no fumo, engordo

La nicotina estimula receptores en el cerebro que tienen que ver con el placer, lo cual reemplaza la ansiedad por comer. Pero una revisión del 2021 mostró que no había una diferencia significativa en pérdida de peso a largo plazo entre fumadores y no fumadores.

2. Fumar me relaja

Tanto si fumas, comes comida chatarra o gastas dos millones en el casino, el deleite transitorio se verá convertido rápidamente en una sensación de abstinencia que llevará a más ansiedad y ganas de retomar hábitos nocivos para la salud.

3. Fumo para ir al baño

Cuando se trata de defecar, la nicotina puede acelerar los movimientos intestinales. Por eso el miedo a la constipación de los pacientes.

Sin embargo, con un correcto aporte de fibra e hidratación a lo largo del día, no debiera causar mayores preocupaciones. Además, evitas el riesgo de presentar úlceras, reflujos y enfermedad inflamatoria intestinal.

4. Ya, pero si soy fumador social...

Existe el concepto de que para poder compartir con los demás hay que fumar, beber y comer comida chatarra. Pero no tiene porqué ser así. Por eso se sugiere a los pacientes, ya desde antes de la cirugía, que conversen con su familia y amigos cercanos que tendrán que cambiar algunos hábitos, así que necesitarán su apoyo en estos casos.

Por lo general, lo entienden y, en caso de que no lo hagan, cada persona debe evaluar si dichas amistades o encuentros sociales van en su propio beneficio.

5. Tranquilo, hermano,  yo preparo mi propio tabaco

Sigue siendo dañino para la salud. Se trata de tabaco, que tiene nicotina. Así que continúa siendo problemático.

6. Pero, pero... ¿si vapeo?

Los cigarros electrónicos y vapeadores tienen nicotina. Incluso aquellos que no la contengan, sí poseen aditivos tóxicos como el diacetilo y el etanol.

Son un peligro, sobre todo para los más jóvenes, porque se les vende como si fueran inocuos, lo cual está claro que no es cierto.

7. Lo he intentado todo. En serio

No hay que desesperar. Lo que he visto en la mayoría de los casos es que no se han utilizado todas las estrategias o no se han combinado de la manera óptima.

Veamos lo que tiene evidencia científica al día de hoy.

- Terapia conductual: La cirugía es un gran incentivo para abandonar el tabaco. Sin embargo, el estrés que producen los cambios en el estilo de vida facilitan una recaída.

Por eso la asesoría por una psicóloga especializada es fundamental. Entre los aspectos principales está la entrevista motivacional, la psicoeducación, el control de estímulos gatillantes, el manejo del estrés, entre otros.

- Terapia de reemplazo de nicotina: Los chicles como Nicorette están disponibles en farmacias. La cantidad apropiada a utilizar depende del consumo previo y debe estar prescrito por un profesional médico capacitado.

- Medicamentos: El que está actualmente disponible en Chile es el bupropión, un antidepresivo, inhibidor de recaptación de dopamina y norepinefrina, ambos relacionados con el sistema de recompensa del cerebro y que disminuyen los síntomas de abstinencia.

También es capaz de ocupar a los receptores de nicotina del cerebro, lo cual disminuye el placer al fumar. Además ayuda a reducir el apetito, lo cual es un beneficio adicional. Eso sí, posee efectos adversos como dolor de cabeza, náuseas, ansiedad e insomnio.

A su vez, está contraindicado en epilépticos, ciertas patologías de salud mental, hipertensión descontrolada, entre otros. Así que debe ser monitorizado por un facultativo.

A fin de cuentas, lo importante es que, en los casos en que el paciente no pueda abandonar el tabaco de manera espontánea, este reciba asesoría profesional y utilice todas las herramientas posibles para hacerlo.

"Recomiendo que cada paciente siga controlándose de por vida con el equipo multidisciplinario del centro donde se operó. No solo para detectar y suprimir el hábito tabáquico, sino porque la obesidad es una enfermedad crónica que puede volver si no se siguen las indicaciones. Siempre ante cualquier duda o molestia, lo mejor es consultar. Para eso estamos, esa es nuestra misión"

Doctor Lastra