Todos los días miles de pensamientos se cruzan por la cabeza. Ya sea mientras se conduce al trabajo o se viaja en micro, en un semáforo en rojo, durante la hora de almuerzo o cuando se está frente al espejo, pero ¿son todos ellos sanos para nuestra mente?
En la cabeza pasa de todo, y hay pensamientos positivos y negativos. Son estos últimos en los que se debe trabajar para no ‘envenenar’ el bienestar de la salud mental. Incluso el organismo se resiente con ellos, causando problemas al corazón, depresión, ansiedad, tabaquismo y alcoholismo, entre otros.
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“Muchas emociones negativas como la ira, el miedo y la frustración se vuelven problemáticas cuando esas emociones se convierten en una disposición más permanente o una visión habitual del mundo“, dijo la directora científica del Greater Good Science Center de la Universidad de California (EE.UU), Emiliana Simon-Thomas, al sitio de salud norteamecano Health.
Para identificarlos The Huffington Post elaboró un listado en el cual se reconocen estos pensamientos malos, en una suerte de instructivos para no intoxicar la cabeza con malos pensamientos. A poner atención:
1. El egoísmo de cuidarse a uno mismo
Poner las necesidades personales sobre la de los demás es un pensamiento que a muchos hará sentirse culpables, pese a que sus consecuencias pueden ser negativas, ya que conducirán a un agotamiento al gastar energía en las personas que generan esa preocupación.
“Cuidar de uno mismo es una inversión que te viene bien a ti, pero también a tus seres queridos, colegas y vecinos“, indicó al mencionado medio la asesora de salud mental, Shainna Ali.
“No pasa nada por decir ‘no’ a un compromiso vecinal si, en su lugar, piensas disfrutar de un buen baño de burbujas en casa”, agregó la experta.
2. Creer que no se es insuficiente
Caer en esta idea terminará por afectar la capacidad de éxito, tanto de las relaciones laborales como las personales.
Lynn Whitbeck desarrolló el acrónimo YASS (por sus siglas en inglés) para apoyar las carreras de sus clientas, sobre todo en los momentos en los que no se sienten capaces.
Y = Por qué tú. Recuerda que tú aportas valor
A = Permiso para fracasar. Permítete fallar y, cuando caigas, levántate siempre.
S = Ve éxitos. Respira y recoloca tu mente
S = Mira adelante. Si no lo pides, no te lo darán.
Hay que aprender a ver el vaso medio lleno, en vez de medio vacío.
3. Creer que se es idiota
La autocrítica tiene una directa influencia en el autoestima y en la confianza personal.
“Con el tiempo, te conviertes en tu mayor crítico, dejas de entrar en acción, empiezas a poner excusas cuando la gente te habla como tú te hablas a ti mismo, dejas de intervenir y empiezas a vivir como si no fueras lo suficiente“, afirmó la experta en comunicación y lenguaje corporal, Karen Donaldson.
Según Donaldson lo esencial es cambiar este ‘castigador’ pensamiento. Para esto sugiere que se elabore una lista de tres cosas que te gusten de ti, y tres que hagas bien. “Cada vez que surge un pensamiento autocrítico, reemplázalo por una de estas seis cosas“.
4. “No debería sentir esto”
Juzgar las propias emociones no es una buena idea, según la psicoterapeuta Tina Gilbertson: “Es como juzgarte por tu temperatura corporal. Está fuera de tu control”, sostiene la autora del libro de autoayuda Constructive Wallowing: How to Beat Bad Feelings by Letting Yourself Have Them.
“Es habitual creer que podemos escoger nuestras emociones, pero si lo piensas bien, no tiene sentido. Si pudiéramos elegir nuestros sentimientos, ¿por qué no iba a estar feliz todo el tiempo todo el mundo?”, reflexiona Tina.
Para la terapeuta familiar Abby Thompson, los sentimientos ayudan a comprender lo que nos sucede por dentro. “Todos nos sentimos mucho mejor si dejamos que se produzcan”, explicó.
5. Pensamientos catastróficos
Cuando algo resulta mal, es fácil para la mente caer en cosas que harán el día más gris, pero en pocas ocasiones las cosas ser peor de lo que parecen, afirmó el psicoterapeuta Robin Gold.
“Suspendí un examen en clase. Eso significa que suspenderé toda la asignatura, y que nunca me graduaré. Nunca conseguiré un trabajo y viviré en casa de mis padres el resto de mi vida”, es un ejemplo dado por Gold. Esto no tiene porqué ser así.
“Si pensamos que las cosas son peores de lo que son, o damos por hecho que porque ocurra algo malo ocurrirán más cosas malas, puede generar mucho trastorno emocional“, asegura el especialista.
Para luchar contra este tipo de pensamientos, Gold propone pensar en distintos escenarios, no solo en el peor de ellos. “Podrías retomar el control diciéndote que tienes el poder de hacerlo mejor la próxima vez y utilizar ese proceso de pensamiento para motivarte para lograrlo”, indica.
6. “Siempre me pasan este tipo de cosas”
La fila del supermercado más lenta, el auto quedó en panne, un traspié en el trabajo, se rompe la pantalla del celular tras una fuerte caída; situaciones que podrían hacer pensar a cualquiera que no está en un buen día.
Frente a esto la psicoterapeuta Toni Coleman tiene algunas apreciaciones, en especial sobre esos pensamientos en los cuales el individuo se hace víctima de una situación aleatoria que refuerza una actitud negativa en la relación con lo cotidiano.
Lo mejor según Coleman es sustituir estas ideas “por cualquier pensamiento positivo —si es de humor, mejor— y sigue adelante“.
7. “Lo voy a intentar”
La palabra intentar abre la posibilidad al fracaso y no demuestra el total compromiso por lo que hará, ya sea por uno mismo o por los otros, advirtió la Coach de vida, Melissa Wolak.
“Los pensamientos y las palabras son poderosos y afectan a nuestras acciones y nuestra energía a la hora de completar tareas y abordar retos“, dijo. Antes de usar “intentar”, Wolak sugiere pensar en otras frases. Entre estas destacó “lo haré”, “lo haré lo mejor que pueda” o “puedo hacerlo”.
8. “No vale la pena si no es perfecto”
Para la trabajadora social y psicoterapeuta Jude Treder-Wolff, nunca se terminará nada si lo que se busca es hacerlo a la perfección, ya que se trata de un pensamiento dañino que elimina una fase esencial del aprendizaje frente a un nuevo rol, capacidad o desafío.
Treder-Wolff sostiene que “todo lo que merece la pena hacer requiere libertad para dar vueltas y tropezar“, “todo lo que requiere esfuerzo resultará en el aprendizaje de hacer algo cada vez mejor” y “todo lo que requiere esfuerzo cambia mi cerebro“, por lo que es importante reconocer este pensamiento como tóxico.
9. “Su vida es mejor que la mía”
Basta un pequeño ‘paseo’ por Instagram para caer en el avismo de que muchas personas tienen una mejor vida que la que puedo tener. En la mayoría de los casos esto no representa la realidad, según la psicóloga Ree Langham.
La también escritora explicó que “lo que ves es sólo la cáscara exterior de lo que puede estar ocurriendo dentro. En otras palabras: la gente saca lo que los demás quieren ver.
10. “Ojalá me pareciera más físicamente a…”
En la misma línea del punto anterior, envidiar a alguien por su cuerpo no es sano. Para Abby Thompson, esto perjudica la propia felicidad.
“Desear que tu cuerpo tenga una apariencia radicalmente distinta suele ser una forma de procrastinar en la vida“, advirtió la terapeuta.
Frente a esto la autocompasión sería la mejor de las herramientas. “A nuestra mente le gusta lanzarnos muchos pensamientos a la vez y muchos no son de ayuda (…) Una forma de responder es reconocerlo y decir a ese pensamiento: ‘Gracias, pero estoy decidiendo pensar en esto de forma diferente este año‘”, invitó a reflexionar Thompson.
11. “Seré feliz cuando…”
Se suele medir la felicidad con objetivos: bajar de peso, conseguir un ascenso, etc. Esto es un juego peligroso para la psicóloga Nicole Issa, ya que quienes piensan así esperan a que cambien sus circunstancias.
Ella hace una invitación a ser feliz con pequeñas cosas, mediante pequeños pasos que encaminen hacia estos objetivos.
“Piensa en lo que imaginas que será diferente cuando te mudes, pierdas peso, encuentres el amor, etcétera, y qué te hará feliz entonces, e intenta cultivar algunas de esas cosas ahora”, sostiene la experta.
12. “Debería haber…”
Para la jefa de Patología en la Universidad de Arkansas y fundadora de un programa de desarrollo de liderazgo para mujeres, Jennifer Hunt, esta es una frase muy tóxica que se debería eliminar del pensamiento lo más pronto posible.
“Casi cualquier cosa que vaya detrás de ‘debería haber’ refleja una decepción, una oportunidad perdida, una comparación poco sana entre un ideal y una realidad, y una mirada constante por el espejo retrovisor“, sostiene Hunt.
Esta frase también consume la confianza de uno mismo.
13. Dejar las cosas para después
“Lo haré más tarde” es algo que varios hemos pensado. Ver una serie o jugar un videojuego son opciones válidas cuando hay tiempo libre, pero si se está postergando algo que se debe estar haciendo hará que aparezca más pronto que tarde el estrés.
Añadir motivación y una estructura a las rutinas es una buena solución a la procrastinación, según explicó el psicoterapeuta Lucas D. Saiter. “Ponte objetivos alcanzables, anótalos y dedícate a conseguirlos“, comentó.
Una buena idea para conseguirlo es haciendo una lista de cosas ‘pendientes’ y tacharlas cuando dejen de estarlo.
14. “No sé cómo”
Frente a una tarea imposible, lo importante es reconocer las cosas que sabes hacer en ese momento, avanzar paso a paso y aprender sobre la marcha. De esta manera se evitará quedar estancado.
“Cuando te obsesionas con conocer los pasos del 1 al 50, te adelantas demasiado y esto te impide hacer progresos“, indicó la Coach, Sumayya Essack. “Los grandes hitos, como cambiar de trabajo o fundar un negocio, no siguen fórmulas simples, así que es imposible conocer todos los pasos”, agregó.